El reto y el riesgo del rector Graue
Ayer, mientras veía a miles y miles de estudiantes en las calles del sur de la ciudad y frente a Rectoría exigir indignados “Fuera porros de la UNAM”, alguien me recordó un buen texto publicado hace 18 años.
Rescato fragmentos: “Hay escuelas de la máxima casa de estudios que viven un clima de violencia, temor y hartazgo. En el bachillerato y algunas facultades, los porros imponen su ley, roban, secuestran, golpean y agreden a los universitarios. Son verdaderas mafias que reciben protección de políticos y autoridades de todos los partidos, quienes las usan para sus propios fines a cambio de impunidad. Las amenazas y agresiones orillan a muchos estudiantes a desertar de la Universidad.
“La porra surgió en los años cincuenta en varias escuelas de la UNAM y del IPN, ligada a los equipos de futbol americano. Sus in- tegrantes, conocidos desde entonces como porros, se organizaron en grupos culturales y deportivos.
“Estas agrupaciones han operado desde entonces bajo el patrocinio de autoridades universitarias, federales y locales. A partir de los sesenta comienzan a usarlos como grupos de choque contra los estudiantes”.
“En un principio estaban vinculados al PRI (y en los años de la guerra sucia también a la Dirección Federal de Seguridad), pero con la transición política de los últimos años también han encontrado apoyo en personajes del PRD, del PAN y del PT”.
“El apoyo político, académico y policiaco que tienen los porros a cambio de sus servicios, los ha convertido en bandas organizadas de delincuentes que agreden, roban, golpean e intimidan sistemáticamente. Tienen jefes que ordenan y controlan, también hay una cadena de extorsión interna, cada porro les paga una cuota, describe Marcos, estudiante de Filosofía y Letras...”
Todo índica que las cosas no han cambiado mucho.
Hoy, el ambiente político de transformación, esta transición rara, las promesas a los jóvenes, la violencia desatada en la ciudad, son un caldo que exige a la UNAM talento y soluciones de gran calado. Y que también exige a los gobiernos, en funciones y próximo. Este ambiente abre puertas, pero también representa riesgos de no ser resuelto rápido y bien.
El texto citado, por cierto, se publicó en La Jornada y es del entonces reportero, hoy futuro director de Comunicación Social y vocero del próximo gobierno de México, Jesús Ramírez Cuevas. Es decir, ahí hay alguien bien colocado que hace mucho sabe de la lacra que es el porrismo en nuestra Universidad. M