AHORA SÍ
SIN LA MAYORÍA DE LOS EUROPEOS EN LA CONCENTRACIÓN, COMIENZA EL CHOQUE GENERACIONAL EN EL TRICOLOR, QUE ENFRENTA MAÑANA A LOS JÓVENES DE ESTADOS UNIDOS EN NASHVILLE
El final de la Copa del Mundo en Rusia arrojó varias conclusiones sobre la selección nacional, sin mencionar las críticas para Juan Carlos Osorio, el responsable de la dirección técnica; una de las más importantes conjeturas pasaba por la capacidad, cuestionada, del grueso del plantel y los comentarios sobre el relevo generacional que tendría que venir después del frío Mundial en tierra de Vladimir Putin. La camada encabezada por Javier Hernández, Carlos Vela y Giovani dos Santos, al parecer, se despidió de las grandes gestas con la indumentaria tricolor y lo hizo con la deuda del quinto partido.
Durante prácticamente tres Copas del Mundo, de 2010 a 2018, la generación de Hernández y compañía protagonizó gran parte de las convocatorias y encuentros de la selección mexicana. Y a pesar de que el resultado fue el mismo en Sudáfrica, Brasil y Rusia, todo parece indicar que ahora sí, el relevo está pactado. Con figuras nacientes como Diego Lainez, Roberto Alvarado y Jonathan González, aunque sin los cetros que se consiguieron en el Sub 17 del 2005, los nuevos estelares buscan afianzarse, consolidarse en el camino a nivel de clubes y más tarde en el cuadro tricolor.
El camino ha comenzado ya para la nueva camada. Bajo la dirección técnica interina de Ricardo Ferretti, una dolorosa derrota frente a Uruguay (4-1) fue el estreno de gran parte de los muchachos. Pero los charrúas se tomaron muy en serio el ensayo, con estelares como abanderados, como Luis Suárez, que marcó un doblete y asistió, con un centro de rabona para el cuarto tanto. Aun así, los dos jóvenes que más llamaron la atención fueron, precisamente, Diego Lainez y Roberto Alvarado, que más de una vez tomaron la pelota y enfrentaron con seguridad a sus marcadores.
“Me voy tranquilo por lo futbolístico, por lo mostrado por
los chavos”, comentó el Tuca al término del encuentro y sin importar la goleada de por medio. “Fue un sueño hecho realidad; desde niño me ilusionaba con debutar con la selección mayor y hoy se cumplió. Traté de mostrarme, de abrir espacios y como me dijo el profe, intenté realizar lo que soy capaz de hacer”, arremetió el propio Lainez, que ingresó a la cancha del estadio Realiant, en Houston. Diego miró hacia el cielo, dedicó algunas palabras y levantó las manos antes de seguir su camino y repartir indicaciones.
En cada proceso mundialista las expectativas se renuevan, rejuvenece la esperanza del aficionado nacional por cumplir con el gran objetivo trazado desde hace varios años: trascender en una Copa del Mundo, arribar al mentado quinto encuentro en el torneo internacional; hoy, de nuevo vuelven a gestarse modificaciones en la plantilla mexicana, al menos eso reflejó la primera lista oficial que ventiló Ferretti y que fiel a su estilo dijo: “Para qué quieren que llame a los ‘europeos’, si ya sé lo que me pueden dar; sería pan con lo mismo; hay que ver a estos chavos”, señaló.
En cuanto a las comparativas entre una generación y otra, la camada saliente acumula presencia de 18 torneos oficiales con la selección mexicana, en la que completa también, siete títulos, tres de ellos son de la Copa Oro, en diferentes ediciones y los cuatro cetros restantes, se dieron con límite de edad: el Mundial Sub 17, Juegos Panamericanos, Esperanzas de Toulon y la inolvidable medalla de oro en Londres, en el 2012. Fuera de esto, las desilusiones refuerzan las palabras de Guillermo Ochoa tras la reciente derrota ante Uruguay: “No hemos ganado nada; debemos jugar como un equipo chico”.
De la actual camada, la de Lainez y demás, comenzó su camino en el 2015, con la participación en el Mundial Sub 17; un par de años después se repitió participación en el mismo torneo y de igual manera en el Sub 20. En lo que va del 2018, deslumbraron en el Esperanzas de Toulon, donde Diego y Roberto Alvarado atrajeron la atención de la Roma y el Manchester United, según reportes. En el torneo francés sucumbieron en la final, frente a Inglaterra y semanas después, quedaron en fase de grupos de los Centroamericanos. Hoy, la responsabilidad parece ser mayúscula.