Milenio

“No soy la única Rana”: Érick Sandoval

Asume sustituto en Chihuahua; “nuestro alcalde sigue siendo el doctor”

- Redacción/México

Érick Uriel Sandoval Rodríguez, señalado por la PGR como uno de los sicarios de Guerreros Unidos que participar­on en la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa, confía en que “Dios me abra las puertas (de la prisión), porque soy inocente”.

En entrevista telefónica con Carlos Puig en MILENIO Televisión, señaló que pese a tener tatuajes, ninguno es de una rana, además de que si bien le dicen Ranita, jamás El Güereque. —¿Dónde estaba el 26 de septiembre de 2014? —Con mi esposa, vendiendo micheladas afuera de la casa de mi suegro. —¿Cómo se enteró de la tragedia? —Por la televisión, fue el día de mi cumpleaños cuando recibimos esa noticia. —¿Esto fue en octubre? —Sí. —¿Cómo se enteró que lo habían confundido y con lo estaban buscando? —Por la televisión. —¿Qué hizo? —Buscar abogados, y todos me decían que me escondiera, pues me iban a hacer culpable, como me están haciendo ahorita. —¿Se escondió? —Nunca, todo el tiempo estuve en el pueblo, pero temeroso, la verdad. —Pasaron más de dos años para que lo detuvieran, ¿cómo fue ese el día? —Se metieron a mi casa con violencia, sin orden de aprehensió­n, me sacaron en cueros a la calle y así me trajeron. —¿A dónde? —A las Seido. —¿Dónde está usted ahorita? —En el Cefereso 14 de Durango, detenido, ¡estoy preso! —¿Y su juicio donde está? —En Tamaulipas. —¿A usted le dicen La Rana?

“Jamás he pertenecid­o a ningún grupo criminal, Dios sabe que no miento”, señala desde la prisión

—A mi papá le dicen La Rana y, por consiguien­te, me dicen Ranita. —Alguna vez le han dicho El Güereque? —No, nunca he tenido ese apodo, yo desde chiquito soy Ranita. —¿Tiene tatuajes? —Varios, uno con el nombre de mi hijo, otro el de mi hija, otro con el de mi esposa y un eclipse solar sobre la espalda. —¿Tiene un tatuaje con una rana y perforacio­nes en los oídos? —No. —¿Conoce a alguien que le digan La Rana o El Güereque? —Hay varios en el municipio, aparte de mí a dos o tres más que le dicen La Rana.

—¿Así que no es la única persona a la que le dicen Rana? —Claro que no. —¿Tiene idea de por qué la Procuradur­ía General de la República lo confunde con un presunto implicado en la noche de Iguala? —Pues quiero pensar que por mi trabajo, como era activador físico y trabajaba en el municipio, la mayoría de las personas me conocían como La Ranita. —¿Es la única razón? —Sí, claro, porque jamás he pertenecid­o a ningún grupo criminal, Dios sabe que no miento. m

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ESPECIAL La esposa del inculpado.

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