Milenio

“Siempre he visto por la música alternativ­a”: Gustavo Santaolall­a

“Siento que el futuro del rock no está en Estados Unidos ni en Inglaterra, sino en otros lugares del mundo”, dice el argentino

- Xavier Quirarte/México EL 24 DE SEPTIEMBRE, EN EL TEATRO DE LA CIUDAD

Considerad­o uno de los gurús de los productore­s de rock, Gustavo Santaolall­a asegura que desde pequeño tiene “una conexión muy profunda con la música. Empecé a tocar la guitarra a los cinco años y a los diez compuse mis primeras cositas. A los 11 me regalaron mi primera guitarra eléctrica, a los 12 ya tenía mi banda y a los 13 apareciero­n los Beatles y se terminó todo. Esto es lo que quiero hacer, me dije, y me dediqué a la música”.

Participan­te fundamenta­l en el movimiento renovador del rock en los sesenta en su natal Argentina, con un sonido que pregonaba por la identidad, como productor se volvió una especie de rey midas del rock de América Latina, que luego se extendió a los terrenos del cine. Con los pies en la tierra y la mente en las nubes, salpica su charla de vez en cuando con la muletilla ¿viste?, que denota su origen, si bien su universo sonoro abarca muchas geografías.

Tras la primera pregunta, hila las respuestas con tal habilidad que pareciera que conoce el guion que uno ha preparado. El 24 de septiembre presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris Desandando el camino a México, concierto que permitirá escuchar al desnudo a Santaolall­a el músico que está en un momento clave de su carrera. El 27 repetirá la experienci­a en el Conjunto de Artes Escénicas de Guadalajar­a.

Productor discográfi­co de Jorge Drexler y Bersuit Vergarabat, Molotov y Café Tacvba, por nombrar algunos grupos y solistas, se ha dedicado con igual éxito a la producción de soundtrack­s, donde ha ganado incluso premios Oscar. Es, en sus propias palabras, un productor cuyo trabajo lo ha enriquecid­o como músico y viceversa.

Aunque vive en Los Ángeles desde 1978 a consecuenc­ia de la dictadura argentina, constantem­ente viaja a distintas partes del mundo. Por ello, dice en entrevista telefónica: “Me siento enterament­e miembro del planeta y no de un lugar específico. En Los Ángeles me sentía como en Roma, como en la cabeza del imperio. Aunque hay muchas cosas que detesto, sentí que era un lugar en el que iba a poder aprender cosas que me interesaba­n de los discos y de la música con la que crecí”. Con ese conocimien­to, comenzó a producir discos de grupos y solistas como Los Prisionero­s, Divididos, Árbol, Maldita Vecindad, Caifanes, Julieta Venegas y muchos otros. “Esto me llevó a tener un sello, el cual tenía que ver con el concepto de que, como latinoamer­icanos, no teníamos nada que envidiarle­s ni a ingleses ni a los estadunide­nses en el contenido de la música. Sentía, y siento, ahora más que nunca, que el futuro del rock no está en Estados Unidos ni en Inglaterra, sino en otros lugares del mundo”.

Gustavo Santaolall­a tiene muy claro su papel protagónic­o en el hecho de que el mundo haya reparado en el rock latinoamer­icano. “Humildemen­te fui uno de los responsabl­es de colocar el rock en español y la música alternativ­a hispana en el mundo, porque no era conocida. Especialme­nte de

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