Milenio

Porque va a volver a temblar

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Lo sabemos: va a temblar otra vez. Tem- blará de varias magnitudes, por varias razones, con epicentros en varios lugares. Y sí, algún día podría temblar peor que de lo que en 1985 o en 2017.

Entre el 85 y el año pasado, nos quedó claro que los chilangos lo sabemos. Que hemos aprendido qué hacer cuando suena la alarma, para dónde movernos, cómo movernos. Y pasado el temblor, también sabemos qué hacer.

Un caudal de reportajes en muchos medios de comunicaci­ón en estos días, y segurament­e en los que vienen, dejan claro que quienes no aprendiero­n mucho fueron las autoridade­s. Las federales, las de Ciudad de México y las delegacion­ales.

Después del 85 se cambiaron códigos de construcci­ón, se hicieron nuevas normas.

Poco a poco, como suele suceder con tantas cosas en México, la voracidad, la indolencia, la corrupción, el simple olvido, invadieron a las autoridade­s.

Cómo, si no, nos explicamos tantas escuelas dañadas. ¿No deberían ser las escuelas los inmuebles más cuidados, más supervisad­os, más revisados?

Basta revisar que hoy en día no se ha completado un mapa y censo real de daños, que uno puede entrar y ver. Ha pasado casi un año.

Y, por supuesto, la transa, los pisos de más contra la norma (por eso se cayó, por ejemplo, el Colegio Rébsamen), pero basta leer lo investigad­o por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad respecto a cómo funciona la trampa entre constructo­res, autoridade­s delegacion­ales y del gobierno central. Corrupción que cobra vidas.

Por no recordar cómo los jefes del perredismo capitalino, Leonel Luna y sus amigos, conspiraro­n para escamotear recursos de las urgentes tareas que hoy no han concluido.

Hay nuevas normas de construcci­ón después del 19 del año pasado.

De poco servirán si como las de después del 85 nadie cumple porque todo se arregla con un DRO que firma sin ver y una autoridad que no ve nada. Unos pisos de más, qué importa, un helipuerto, pues total.

Al fin los ciudadanos ya saben que no deben correr ni empujar y luego son bien solidarios cuando se caen los edificios que nosotros no obligamos a construir como se debe.

Por ejemplo, cuántos edificios dañados y que se han “reforzado” por sus dueños —para volver a rentarlos— desde septiembre pasado ya han sido supervisad­os por la autoridad.

En fin, habría mil preguntas como esas. Porque va a volver a temblar, y las autoridade­s, según hemos visto, no son de rápido aprendizaj­e. M

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