Milenio

NI UNA PIEDRA NI UNA COMA

- Carlos Marín cmarin@milenio.com

Enfurecido por el atentado en mayo del 42 que cobró la vida del comandante de la ocupación de Checoslova­quia, Reinhard Heydrich (alto dirigente de las SS), Hitler designó gobernador de Bohemia al carnicero Kurt Daluege, con la orden de dar con los conspirado­res y cobrar venganza con sus protectore­s.

Las investigac­iones llevaron al poblado de Lídice, refugio de guerriller­os, que el ejército alemán cercó, sacó a los habitantes de sus casas y asesinó alrededor de mil 300 civiles entre hombres, mujeres, niños y ancianos.

El 10 de junio, con cargas de dinamita, la localidad fue borrada del mapa.

No satisfecho aún, Daluege se tiró pecho a tierra, miró al horizonte y dio la instrucció­n de proseguir la demolición hasta que no viera con sus binoculare­s ni un ladrillo ni una piedra en pie.

Igual suerte corrió la localidad de Ležáky.

Para honrar a la resistenci­a checa y mantener el nombre, la colonia San Jerónimo de la capital mexicana se apellida Lídice.

Lo recordé antier, luego de que el vengativo de Morena en San Lázaro, Mario Delgado, amenazó:

De la reforma educativa no quedará “ni una coma…”.

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