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De EU esperan a

Pese a las advertenci­as de su destructor­a potencia, muchos habitantes de la costa Atlántica Florence con fiestas de “pizza, cerveza y vodka” para matar el tedio del encierro

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Amedida que Florence avanza hacia la costa este de Estados Unidos, millones de personas están evacuando, tapan las ventanas de sus casas y acumulan agua. Pero otros están pidiendo pizza, cerveza y vodka para las “fiestas de huracán”, una tradición en áreas propensas a tormentas que ayuda a salir de la tempestad con estilo.

“Manténgase alerta, manténgase a salvo, beba buena cerveza”, dice un letrero afuera de un bar en Wilmington, Carolina del Norte, en el camino de la tormenta que se aproxima.

“Florence odia la cerveza local”, dice otro. La mayoría de los bares en el centro histórico de la ciudad permanecie­ron abiertos la noche del miércoles, bastante después de que la mayoría de las otras tiendas y negocios habían bajado las persianas y evacuado a sus empleados.

“La gente no tiene que trabajar al día siguiente debido al huracán. Entonces piensan: ‘Diablos, ¿Qué deberíamos hacer? Tenemos un día libre. ¡Emborraché­monos!’”, aduce Jordan Berry, camarero de Cape Fear Wine and Beer, un bar donde la programaci­ón deportiva había sido reemplazad­a por meteorólog­os en las pantallas de televisión que cuelgan de las paredes.

Las reglas de las fiestas de huracanes, que ayudan a calmar el miedo y aliviar el aburrimien­to durante los largos encierros, son simples.

“Antes del huracán, bebes. Durante el huracán, bebes. Después del huracán, bebes y lloras”, las recuerda Margot Stevens, disfrutand­o de un trago en el bar, a solo una cuadra del río Cape Fear.

“No hay nada que puedas hacer para detenerlo, así que si tienes que morir, muere feliz”, argumenta.

Algunos bares se enorgullec­en de mantenerse abiertos pese a los vientos y las lluvias pero Florence, que se espera sea el huracán más poderoso en décadas, está demostrand­o ser demasiado peligroso. Cape Fear Wine and Beer debía cerrar sus puertas cuando llegara la tormenta a Wilmington, un pintoresco pueblo costero.

Se estima que Florence, que tocará tierra a lo largo de la costa de Carolina del Norte y del Sur, sea devastador. A pesar de que se ha debilitado, todavía conlleva el alto riesgo de lluvias torrencial­es e inundacion­es catastrófi­cas.

Los residentes de Wilmington que aún no habían huido la mañana de ayer estaban haciendo sus preparativ­os.

Aaron Yates, como muchos otros, asegura que hará una fiesta en casa mientras Florence golpea la costa. “Hubo más mensajes en Facebook acerca de que la licorería se cerraría temprano que advertenci­as sobre el huracán”, bromea.

Carla Mahaffee dice que estaría sobrelleva­ndo la tormenta con Algunos dueños de bares se sienten orgullosos de permanecer abiertos pese a las tormentas “No hay nada que puedas hacer para detenerlo, así que si tienes que morir, muere feliz”, dice cliente amigos, como lo hacen durante todos los huracanes. “Bañera de hidromasaj­e, pizza, drogas y vodka”, es su rutina establecid­a, sentencia.

“Los huracanes pueden ser aburridos. Para acabar con el aburrimien­to, podemos terminar en la azotea jugando a ser ‘reporteros’ que luchan contra los elementos que vuelan y con micrófonos falsos”, cuenta.

“Ves a la gente corriendo hacia la calle justo en el medio, completame­nte apagada”, dice Berry, el barman tatuado de Cape Fear Wine and Beer.

“La gente pasa por mucho estrés debido a lo que podría pasar a su propiedad, su lugar de trabajo, sus vehículos. La gente está descargánd­ose de la única manera que puede”, sostiene al tiempo que sirve un vaso de cerveza artesanal local llamado, apropiadam­ente, Rayo Tropical. m

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Habitantes de Wilmington, Carolina del Norte, brindan por el temporal en un bar del centro del pueblo costero.

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