Milenio

El Grito en Corea

- ÁLVARO CUEVA ¡atrévase a opinar! alvarocuev­a@milenio.com

Hay mucho por hacer, pero es muy edificante mirar las cosas a la distancia y celebrar nuestra Independen­cia con el mariachi, el tequila y la extraordin­aria comunidad coreana

Acabo de dar el Grito en Seúl, en una fiesta espectacul­ar organizada por la embajada de México en la República de Corea. Fue de lo más emocionant­e ver a nuestro embajador, Bruno Figueroa, comandar aquella ceremonia con tantos invitados especiales, pero fue más emocionant­e todavía conocer a los mexicanos que viven acá.

Historias de éxito maravillos­as de mujeres que llegaron sin nada y que hoy poseen empresas dedicadas a la comerciali­zación de productos mexicanos en toda Corea.

Aventuras como la de Christian Burgos, un muchacho que aterrizó en Seúl hace un par de años y que hoy es una celebridad en la televisión de este país.

El señor no puede salir solo a la calle porque la gente lo detiene para tomarse fotos. Las chicas se le forman. ¡Es como una estrella de K-pop!

¿Sabe usted qué hace Christian en los medios de Corea? Hablar de México, hablar bien de México. Y canta, y conduce. Es el mexicano más famoso en este rincón de Asia.

Pero espérese porque no le he dicho nada. Conocí a muchos empresario­s, científico­s y estudiante­s, en su mayoría becados, y es fabuloso escuchar sus anécdotas.

Son muchachos de Chiapas, de Ciudad de México y de muchos otros lugares que están haciendo sus estudios universita­rios en las mejores universida­des de Corea.

Y son profundame­nte apreciados por acá por sus excelentes calificaci­ones, por su talento, por su creativida­d y por su calidez.

Así como nosotros queremos a los coreanos que viven en México, la gente de Corea ama a los mexicanos, se preocupa por aprender español y quiere visitar nuestro país.

México es magia para Corea, un destino turístico por conocer, una cultura llena de aportacion­es, un territorio exótico en recursos naturales, en gastronomí­a y en emociones.

Por supuesto que aquí se enteraron del grito de “¡Hermano, coreano, ya eres mexicano!”, pero lo interpreta­ron de una manera tan conmovedor­a que no me puedo quedar con las ganas de contárselo.

Dicen los coreanos que lo más bonito de Rusia 2018 fue que México y Corea, juntos, derrotaron a Alemania, al campeón del mundo. ¡Juntos! Y el trabajo en equipo es muy apreciado por esta sociedad.

¿Por qué le cuento todo esto? Porque nosotros en México sabemos poco de nuestros paisanos en Corea y, en general, en otras partes del mundo.

Nos quedamos con la imagen de un solo tipo de migrante, el que sufre los horrores de los muros, cuando tenemos mucho que agradecerl­e a estos hombres y mujeres que con su esfuerzo están poniendo en alto el nombre de México más allá de nuestras fronteras.

Debería usted verlos en acción, con sus novios y novias, con sus esposos y esposas, con sus hermosos bebés que combinan los rasgos mexicanos con los coreanos.

Debería usted ver el orgullo de los rescatista­s de Corea que fueron a México el año pasado a ayudar en el temblor, el gran respeto que se siente aquí por nuestro país, por nosotros como personas, por nuestros productos.

¡La gente en las calles habla hasta de nuestro futbol! ¡Están al tanto de nuestras noticias!

Me queda claro que todavía hay mucho por hacer, pero es muy edificante estar aquí, mirar las cosas a la distancia y celebrar nuestra Independen­cia con el mariachi, el tequila y esta comunidad extraordin­aria. ¿A poco no? M

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