Coreanas
Los coreanos salen a leer para divertirse con sus amigos, con sus hijos, y su concepto de biblioteca es de lo más gozoso. Parecen salones de fiestas, cafés.
Pero lo de los valores se me hizo lo mejor. Es imposible que a usted le pase algo malo en Corea, que le roben la cartera, que lo secuestren, que le hagan algo a su celular.
Al contrario, la gente cuida a la gente y aunque no son tan expresivos como nosotros, en el caso de los turistas, se desviven para que uno les entienda y se sienta cómodo.
Por lo mismo, es de no creerse la manera como protegen la naturaleza y sus construcciones.
Los coreanos cuidan hasta sus piedras, le dan una importancia monumental a algo que para nosotros puede ser tan cotidiano como una fruta y tienen casas de más de 600 años en excelentes condiciones que siguen siendo habitadas por las mismas familias desde hace decenas de generaciones. ¡Los amé!
Quiero darle las gracias públicamente al Centro Cultural Coreano en México, a la Oficina de Administración de Herencia Cultural, al gobierno de Gyeongju, al gobierno de Andong, al Museo de Mujeres Buzo de Jeju y al Cultural Corps of Korea Buddhism por las facilidades que me dieron para vivir esta experiencia.
Poco a poco entenderá la relación que hay entre todo esto y el fenómeno mediático de Corea en México y en el mundo entero.
Lo único que le pido es que me tenga un poco de paciencia y que no deje de leer mis Crónicas coreanas a partir de mañana. Le van a gustar. Se lo garantizo.