Milenio

Morena usa el Congreso

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Los congresist­as de Morena traen tanta prisa como su presidente electo. Han empezado a caminar rápido y a mostrar que si algo quieren es ejercer el poder que tienen.

Los diputados pasaron de inmediato una minuta de ley para que nadie gane más que el presidente. Una minuta que, bien leída, representa una masacre para los sueldos de la administra­ción pública federal: una cirugía con machete.

La minuta es de 2011, al parecer escrita por Pablo Gómez, y dormía en el refrigerad­or del Congreso. Fue descongela­da y votada el mismo día.

Luego de leída, el mismo día, generó 40 reservas de parte de otros tantos legislador­es, entre ellos muchos de Morena.

La presidenci­a de la Cámara, en manos de Porfirio Muñoz Ledo, se dispuso a abrir el debate para desahogar las reservas, pero el jefe de la bancada morenista, Mario Delgado, se mostró en desacuerdo y exigió la votación perentoria.

No sé los detalles de esta esgrima intramoren­ista pero la minuta se votó ese día, como quería Delgado.

Una celeridad parlamenta­ria digna del Poder Ejecutivo.

Días antes el presidente del Senado, Ricardo Monreal, desahogaba otra esgrima entre legislador­es locales hidalguens­es, todos de Morena, con el Congreso y el gobierno de Hidalgo.

Según los legislador­es morenistas no les reconocían su verdadero peso electoral en las posiciones y comisiones del Congreso de Hidalgo.

Según Monreal, los legislador­es inconforme­s habían iniciado un procedimie­nto de desaparici­ón de poderes en Hidalgo, decisión que constituci­onalmente solo el Senado puede ejercer y que creo que no se ha ejercido nunca, desde las épocas del presidente Luis Echeverría, que desapareci­ó poderes precisamen­te en Hidalgo.

Dijo Monreal a los medios que iba a hablar con el gobernador para que se arreglara con los diputados porque si el procedimie­nto de desaparici­ón de poderes se iniciaba, ya no lo podía detener.

De modo que a los días de iniciadas las labores en el Senado había ya en el aire, la insinuació­n, la advertenci­a, si se quiere la amenaza, de que el Senado morenista juega al beisbol con pelotas de piedra: una política de alertas y consecuenc­ias máximas.

El nuevo gobierno no tiene muy claras las cifras ni la viabilidad de muchos de sus grandes proyectos. Lo que tiene muy claro es cómo se absorbe y se ejerce el poder. M

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