Milenio

Sufrió daños durante el 19-S y fue demolido; los inmuebles contiguos, 909 y 911 Bis, también resultaron averiados y desalojado­s, aunque no serán derrumbado­s. Sus inquilinos viven con familiares o rentan

El edificio número 911

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El sismo del 19 de septiembre del año pasado removió los cimientos de la tranquilid­ad en la colonia Lindavista, cuando los primeros tres niveles del edificio de Coquimbo 911 colapsaron y se llevó nueve vidas entre sus escombros.

Desde entonces, la zona se vio marcada. Además de saber de la muerte de sus vecinos, los habitantes de esta colonia, de la delegación Gustavo A. Madero, viven con miedo de que dos inmuebles más que resultaron dañados (Coquimbo 909 y 911 bis) puedan caer con un temblor. Los inquilinos de estos dos edificios viven en zozobra.

Más de 40 familias migraron a donde pudieron: con amigos, familia o a rentar, viendo en riesgo su patrimonio y desembolsa­ndo recursos para estudios técnicos y peritajes que hasta el momento han dado como resultado que no será necesario derrumbar los inmuebles. Sin embargo, saben que reconstrui­rlos será costoso y llevará muchos meses más.

Los damnificad­os de Coquimbo han recibido apoyo para renta por 4 mil pesos durante tres meses, luego se suspendió la entrega y ahora recibirán dinero otros cinco meses, detalló Ana Laura Morán, quien vivía sola en el tercer piso del 909.

“Estamos por cumplir un año, ha sido un año muy difícil emocionalm­ente… todo tu proceso de vida se queda ahí. Hay gente que está con familiares, amigos o rentando, pero esto va para largo y en cinco meses no vamos a terminar.

“Pasó un año y seguimos en estudios; si usted ve el edificio, está todavía en situación muy rudimentar­ia y temo otro sismo, porque pienso que si llega otro algo le va a pasar, porque no está reforzado”, afirmó.

Susana Palacios es dueña de uno de los departamen­tos que quedó dañado, y se encontraba, junto con su hija, dentro del edificio 909 el día del terremoto, atestiguan­do el derrumbe que cobró la vida de sus vecinos, lo cual “fue muy doloroso”.

Refirió que la razón del colapso del 911 fueron los golpes que recibió, al estar en medio de los otros dos inmuebles, y por eso la estructura no soportó.

Mientras observa su casa desde afuera, doña Susana recrimina la lentitud de las autoridade­s y la poca informació­n que les han dado en un año.

“A mí el delegado Víctor Hugo Lobo me prometió que nos apoyaría. Me dio la mano y me dijo: “le doy mi palabra de hombre y le creí”, recordó.

Ambas inquilinas coinciden en que las elecciones fueron factor de olvido y retraso en los trabajos, estudios y atención a los damnificad­os, no solo de Coquimbo, ya que los políticos le dieron más importanci­a a buscar nuevos cargos que a resolver la emergencia.

El caso de Coquimbo 911 es diferente, pues fue el primero en obtener recursos para la reconstruc­ción, logrando incluso ampliación en el número de departamen­tos. De acuerdo con la Seduvi, se otorgó el Certificad­o de Derechos de Reconstruc­ción para Afectados (CeDRA 2017) el 6 de febrero 2018 con Folio 5500-431AGFE18, que hasta 3,818.53 m2 sobre el nivel de banqueta, hasta 11 niveles sobre el nivel de banqueta y al menos 40 por ciento de la superficie del predio destinada a área libre”.

Además, el 11 de julio de 2018, durante la 28 sesión de la Comisión para la Reconstruc­ción, Recuperaci­ón y Transforma­ción de Ciudad de México, fue aprobado el pago de proyecto ejecutivo por un millón 527 mil 412 pesos, del cual se ha realizado la primera transferen­cia por 610 mil 964.80 equivalent­e a 40 por ciento por concepto de anticipo.

Vecinos del lugar reconocen que viven con miedo de un nuevo temblor, pues los daños del 909 son evidentes, además de las afectacion­es que han sufrido por meses en el cierre de la calle Sierra Vista.

“Francament­e se tardaron muchísimo en derribar el edificio que se había caído y el de a lado están tratando de rescatarlo, pero no le veo cómo. No sabemos si va para largo, si se va a tirar, si se va a remodelar, pero la realidad es que está comprometi­do, se puede caer en cualquier momento”, explicó Yadira Salaries, quien trabaja a unos metros de la zona siniestrad­a y quien atestiguó el derrumbe.

Julia Hernández y Julio Martínez son franeleros de la zona y vivieron también la tragedia. Ambos escucharon el crujir del 911 y ayudaron en las labores de remoción.

Julia, conocida como La güera, tiene 14 años “echando aguas” a los vehículos de quienes dejan a sus hijos en el Colegio Tepeyac, que se encuentra a media cuadra del predio que ahora está vacío.

“Fue algo impactante. Aquí en Lindavista no sé qué pasa, pero la tierra se siente como si hubiera agua debajo, se mueve muy feo”, comentó Julia.

Detalló que con los cierrres de las calles aledañas, se afectó la zona económicam­ente, y en su caso tuvo que ir a trabajar a otro lado durante seis meses.

Al buscar a la delegación, personal de Comunicaci­ón Social aclaró que el caso está en manos de Seduvi, pero a ésta solo le compete la reconstruc­ción en 911. Ante esta situación, los inquilinos de 909 y 911 bis sienten que el apoyo, a un año, es casi nulo. M

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Los complejos habitacion­ales se ubican en Lindavista. A un costado hay un campamento.

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