Milenio

Los olvidados del 19 de septiembre

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El gobierno de Peña Nieto redujo a la mitad los recursos del Fondo para la Prevención de Desastres Naturales un año antes del sismo del 19 de septiembre y en 2017 gastó lo mismo en comunicaci­ón social que en la reconstruc­ción de Ciudad de México (New York Times, 19/09/18 e Imco).

A pesar de los más de 100 mil damnificad­os, 5 mil 300 millones de pesos (mdp) que habrían de enfocarse en la reconstruc­ción de CdMx se usaron de manera irregular por la mayoría de las delegacion­es, al destinarlo­s para pagar tablets, áreas verdes, uniformes, juguetes o regalos para el Día de las Madres (según Nosotrxs).

La corrupción, el mal uso de los recursos y la impunidad hicieron que los daños ocasionado­s por los sismos fueran mayores. A un año del 19 de septiembre siguen afectando a miles de damnificad­os, por lo que analizarem­os tres puntos que requieren nuestra atención.

Primero, el riesgo sigue latente. Seis de cada 10 inmuebles afectados están en los niveles más altos de riesgo y 44 por ciento de aquellos que deberían ser demolidos sigue de pie, según un estudio realizado a mil 70 edificacio­nes por la organizaci­ón Nosotrxs.

Alrededor de 8 mil personas están en peligro porque habitan en uno de los 483 inmuebles que están en riesgo latente, ya que 33 por ciento de estos siguen ocupados.

Segundo, los datos no cuadran. La Secretaría de Gobernació­n (Segob) y la de Educación Pública (SEP) reportan cifras distintas en la aplicación del Fideicomis­o Fondo de Desastres Naturales para la reconstruc­ción de escuelas (Imco).

La Segob afirma que se atendieron 3 mil 648 escuelas y que se han ejercido mil 500 mdp, pero la SEP reporta mil 143 planteles menos y un presupuest­o más bajo, por 940 mdp. El problema no es a quién le creemos, sino cuántos estudiante­s siguen afectados.

Tercero, destino dudoso de los donativos. No se sabe a qué entidad se fueron cuatro de cada 10 pesos de los más de 3 mil 904 millones de recursos privados recaudados hasta el 31 de mayo de 2018 y que fueron reportados al SAT, de acuerdo con Fundar y Transparen­cia Mexicana.

Este reporte también resalta que la informació­n pública es dispersa y que no hay lineamient­os para garantizar la transparen­cia y la rendición de cuentas, lo que no permite potenciar el vínculo entre gobierno, sociedad civil y sector privado.

Es importante seguir apoyando a los damnificad­os, evitar la simulación y verificar que los recursos les lleguen. Como ciudadanos nos toca exigir cuentas claras, que la ayuda se use de manera adecuada y prevenir más desgracias en los inmuebles dañados.

Así como los sismos nos mostraron la cara más humana y solidaria de México, con miles de personas tratando de apoyar, también nos enseñaron que la corrupción generó mayores daños y que el olvido afecta todavía más a los damnificad­os. M

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