Milenio

Fuimos al banco y no hubo dinero, que porque no ganó uno de los candidatos”.

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recuerda el rostro de un hombre alto y en zapatos de vestir, “muy bien peinado”, recuerda, que les hizo entrega de un plástico con números en el frente, era la tarjeta de Unidos por Morelos.

“Nos dieron la tarjeta, pero no tenía fondos. Mi mamá dijo que la tiráramos, que no tenía caso. Fuimos al banco y nos dijeron que sí estaba a nombre de mi mamá, pero que no tenía nada”.

Algo similar le ocurrió a la señora Paz Cortez, en la comunidad de Santa Cruz, también en Tetela del Volcán.

Su casa fue censada por el pro- grama Unidos por Morelos, mientras que la de su suegro, a escasos metros de la suya, fue registrada por el Fondo Nacional de Desastres (Fonden). Solo su suegro Melchor recibió recursos para construir su casa, (170 mil pesos), que, sin embargo, fueron insuficien­tes.

Con lo que recibieron del Fonden, cuenta Paz, su suegro solo pudo construir los cimientos y las paredes de la casa, pero falta material y dinero para la mano de obra. La casa, narra, no la podemos ocupar, “en primer lugar porque no tiene techo , tuberías, ni piso, también falta servicio eléctrico, agua y sobre todo porque es de mi suegro y yo quiero mi casita”.

A Paz también le entregaron una tarjeta con su nombre y una serie de números en el frente del plástico, pero como las de Jesús y Dulce, tampoco tiene fondos, pese a que las personas que se la entregaron le pidieron fuese al banco para obtener el dinero.

“Fuimos a verlo en el banco y que no, no tiene nada, que porque no ganó uno de los candidatos a gobernador o algo paso, que era dinero para construcci­ón pero no tuvo. Luego fuimos a las casitas que pusieron aquí a preguntar y nos dijeron que no tenían y que no estuviéram­os molestando”.

Sergio Beltrán afirma que las tarjetas entregadas por el programa tenían el propósito de censar a los damnificad­os y que a principios de año, personal de esa oficina detectó una red apócrifa con el mismo nombre, Unidos por Morelos, que retiraba tarjetas a los damnificad­os y con ello el dinero de los censados.

Sobre ese asunto, se levantó una denuncia, pero el funcionari­o señaló no poder hacer nada ya por las personas que cayeron en el fraude.

Beltrán afirma que falta por atender a 10 por ciento de las familias con daños parciales en sus hogares. Aquellas cuyas casas sufrieron daño total, podrán recibir apoyo hasta que el Fonden cumpla con las tareas de demolición.

Mientras eso ocurre, Paz, Jesús y Dulce reconstruy­en su vida con palos, laminas y la tierra que aún los tiene ligados a sus familias. M

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