ADIÓS AL 68
No es posible que a la fecha alguien siga pensando que lo acontecido en México durante 1968, especialmente en esta ciudad, sea el resultado de una reyerta entre estudiantes preparatorianos, y que cualquiera de sus explicaciones tenga que partir de ahí. Los hechos del 68 mexicano, como los de otras latitudes, Praga, París, Madrid, Nueva York, fueron y representaron algo más y que con los años se ha venido entendiendo a cabalidad. Adiós al 68, de Joel Ortega Juárez (1946), contribuye a esclarecer estos ya muchos dichos, teorías, elucubraciones, mitos y hasta fantasías sobre el tema.
Adiós al 68 —“debí de subtitularlo la lucha continúa”, comentó hace unos días el autor— es una tesis imaginativa y a contracorriente, negadora de lo que mayoritariamente se ha reflexionado acerca del 68 mexicano, que puede anexarse a títulos de pensadores de la izquierda mundial del tipo de André Gorz, André y Raphaël Glucksmann, Carlos Fuentes, Stéphane Hessel, Srdja Popovic y hasta de algunos pasajes de Jorge Semprún.
Para Ortega Juárez, el 68 mexicano se ha convertido en algo así como un “mito y coartada” destinado a ser historia (al que) debido a que “no podía ser eternamente joven” y a que “envejeció sin asumirlo”, deberá decírsele adiós.
El 68: “Un parteaguas histórico para el país… Casi astral. De dimensión global y planetaria… Una lucha contra el poder, contra el poder familiar, contra el poder escolar, contra el poder estatal, contra el poder militar, contra todos los poderes… (Que) sirvió para construir un pensamiento distinto al hegemónico de la Revolución mexicana gracias a la lucha de masas que se dio durante ese año y que tuvo como protagonistas a los estudiantes…
Un movimiento hermano de la gran revuelta planetaria estudiantil que tuvo como eje central la lucha contra el poder… En síntesis, un movimiento libertario enfrentado al poder en todas sus formas; familiar, escolar, político, económico, militar… Un canto libertario…”, resume el autor.
Adiós al 68 es también un libro muy oportuno. Sus temas incluidos lo hacen. En la diversidad de títulos surgidos sobre la referencia, plantea preguntas imprescindibles. ¿Por qué a la fecha permanecen cerrados archivos gráficos, sonoros, visuales, documentales acerca de lo acontecido durante ese año? ¿Qué hace que particulares e instituciones se nieguen a revelar lo que poseen al respecto? ¿Por qué no se han abierto archivos de Televisa, medios de información, la Defensa Nacional, el ahora Gobierno de la Ciudad de México y más?
Cuando en España se acuerda sacar los restos de Francisco Franco del llamado Valle de los Caídos, en México siguen libres personajes como Luis Echeverría, señalado entre los responsables directos de la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, casi el desenlace del Movimiento Estudiantil revisado por Ortega Juárez. Si bien en 2002, “por decisión” del presidente Vicente Fox, se creara la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado. Medio siglo después “se debe alcanzar la justicia y establecer la responsabilidad del Estado mexicano por la ejecución de delitos de lesa humanidad cometidos contra el Movimiento Estudiantil”, escribe el autor. m