Santaolalla, el gran músico con espíritu renacentista
Con un concierto hoy en el Teatro de la Ciudad, el también productor argentino repasará sus más de 50 años de trayectoria
Gustavo Santaolalla está en México. No viene de vacaciones, sino para seguir con la gira Desandando el camino, que lo ha llevado por varios países de Latinoamérica desde 2016. Aunque ha producido a exponentes de la música nacional como Café Tacvba, Julieta Venegas, Molotov y La Maldita Vecindad, entre otras, ésta será la primera vez que el argentino presente su propia música en vivo en Ciudad de México. Lo hará hoy a las 20 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Desandar es recorrer en sentido contrario un camino que ya se ha transitado. Eso es, precisamente, lo que Santaolalla hace en este espectáculo, que describió ayer, durante una charla en La Terraza de la Cineteca Nacional, como lo más personal que ha hecho en su carrera. Es una declaración temeraria para alguien que en más de medio siglo ha sido cantautor, compositor de soundtracks, productor de figuras internacionales y realizador de proyectos en solitario. Todo eso lo ha convertido en pieza clave de la escena musical latinoamericana de las últimas décadas.
“Siempre trabajé cobijado dentro de un grupo. Si bien tengo cuatro álbumes como solista, ninguno de ellos fue presentado en vivo. Finalmente, a los 67 años, lanzo mi carrera como solista, con canciones que jamás habían sido tocadas en vivo. Eso implica el riesgo de un terreno desconocido”, contó.
No obstante, con espíritu de hombre renacentista, Santaolalla asume los riesgos como invitaciones: como si pisar terrenos desconocidos mantuviera los signos vitales de su creatividad, pues afirma que solo se siente completo combinando todo. “Me encanta hacer mi música, pero me gusta mucho producir la de otros, hacer música de videojuegos. No me gusta quedarme en una zona de confort”. La relación creativa de Santaolalla con México ha sido recíproca: “He trabajado muchos años acá y fui parte de una movida que afectó culturalmente a este país, entre los años 80 y 90. Me siento de alguna manera mexicano, he incorporado mucho de eso a mi vida; por lo tanto, es un lugar clave para mí”.
Además, ha estado vinculado al cine mexicano, principalmente gracias a Alejandro González Iñárritu, con quien trabajó en las cintas Amores perros (2000), 21 gramos (2003), Biutiful (2010) y Babel (2006), por la que recibió su segundo Óscar al hilo, en la categoría de Mejor banda sonora.
¿Ha pensado volver al cine nacional? Ganas no le faltan. De hecho “es muy probable que vuelva a trabajar con Iñárritu muy próximamente. Me encantan los directores mexicanos y me encantaría continuar con esa relación”. Por ahora, de la mano de Guillermo del Toro, está concentrado en la adaptación musical de El laberinto del fauno.