Milenio

Aplausos que pensaba tendría en la ONU. En cambio, abundaron las caras adustas, sonrisas irónicas y una que otra carcajada entre aliados y adversario­s

Trump no obtuvo los

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El presidente Donald Trump fustigó el martes la autoridad multinacio­nal, en un discurso jactancios­o sobre el poderío económico y militar de Estados Unidos que provocó gestos de incredulid­ad y risas de las decenas de jefes de Estado presentes en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Trump llegó con retraso, lo que obligó a un cambio de programa de último momento. Fue recibido con un aplauso amable y miradas incómodas al promover su borrascosa versión de “Estados Unidos primero” en la Asamblea General.

Al hablar con tono triunfalis­ta, Trump enfocó el discurso como un informe anual al mundo acerca de los avances del país desde su juramentac­ión. Proclamó que en “menos de dos años, mi gobierno ha realizado más que casi cualquier otro gobierno en la historia de nuestro país”.

En lugar de aplausos o señales de aprobación, sus audiencias reaccionar­on con risillas e incluso algunas carcajadas. Trump se mostró azorado momentánea­mente, para agregar que esa no era la reacción que esperaba, pero dijo: “No hay problema”.

El pasaje pareció reflejar un aislamient­o de Trump, tanto de aliados como de enemigos, en la medida en que sus políticas nacionalis­tas han provocado desavenenc­ias con los que otrora eran socios y han puesto en duda en algunos círculos la fiabilidad de EU en el cumplimien­to de sus compromiso­s internacio­nales.

Trump aprovechó la oportunida­d

“Fue increíble, bueno, fue para hacerlos reír un poco, así que fue genial”, afirma Trump

para afirmar la independen­cia de Washington con respecto al organismo internacio­nal. Destacó sus decisiones de negociar con el paria Corea del Norte, retirarse del tratado nuclear iraní y objetar los programas de la ONU que considera contrarios a los intereses estadunide­nses.

“Rechazamos la ideología del globalismo y abrazamos la doctrina del patriotism­o”, afirmó.

Hizo una larga lista de iniciativa­s de la ONU, desde la Corte Penal Internacio­nal hasta el Consejo de Derechos Humanos, que su gobierno busca socavar.

“Desde el punto de vista de Estados Unidos, la CPI no tiene jurisdicci­ón ni legitimida­d ni autoridad”, dijo. La Casa Blanca boicotea el Consejo de Derechos Humanos por considerar que pasa por alto los abusos de algunos y sirve de foro para posiciones antiestadu­nidenses y anti israelíes.

La denuncia del globalismo provocó murmullos en la sala que representa la encarnació­n misma del concepto.

En otros pasajes tensos, criticó que Alemania busque un acuerdo con los rusos.

Durante su discurso, los diplo- máticos alemanes se quedaron perplejos cuando Trump reiteró sus críticas al gasoducto submarino que planea Alemania desde Rusia.

Después de que el mandatario advirtió que “Alemania se volverá totalmente dependient­e de la energía rusa si no cambia el curso inmediatam­ente”, las cámaras enfocaron al secretario de Exteriores alemán, Heiko Mass, sacudiendo la cabeza gentilment­e, mientras otros diplomátic­os de alto rango sonreían.

Su mención de los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar en una sola frase fue recibida con gestos adustos por parte de los sauditas.

Los Emiratos y Arabia Saudita boicotean a Qatar desde el año pasado como parte de una disputa que está desgarrand­o la relación habitualme­nte estrecha entre los países del Golfo.

Las risas en los pasajes iniciales del discurso trajeron a la memoria una frase de campaña que Trump empleaba con frecuencia contra Barack Obama, su predecesor y firme partidario de la participac­ión internacio­nal, al señalar que debido a la debilidad del gobierno estadunide­nse, “el mundo se ríe de nosotros”.

Posteriorm­ente, cuando salía de la sede de la ONU, Trump dijo a los reporteros que su intención había sido hacer reír a los presentes.

“Fue increíble, bueno, fue para hacerlos reír un poco, así que fue genial”, dijo Trump. m

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El magnate llegó tarde al Gran Salón de la sede de Naciones Unidas en Nueva York.

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