Milenio

PROYECTO SOCIAL

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Durante los últimos años se ha escuchado mucho hablar de los fenómenos sociales ligados a la producción arquitectó­nica. Se trata principalm­ente de proyectos dirigidos al sector de bajos recursos, dentro de países con economías emergentes. El abanderado principal de dicha tendencia es, sin duda, el arquitecto chileno Alejandro Aravena y su estudio Elemental. Aravena se declaró a sí mismo como “Arquitecto de la escasez” tras recibir el premio Pritzker en 2016. En ese mismo año fue designado como curador de la Bienal de Arquitectu­ra de Venecia,la cual tituló Noticias desde el frente, la exposición se centró sobre los aspectos sociales de la arquitectu­ra.

Cada vez existen más proyectos que se ubican dentro de la línea social, o mejor dicho, que se dirigen a personas de escasos recursos económicos. No es lo mismo hablar de lo social como algo inherente a la pobreza, que hablar de arquitectu­ra social, ya que la sociedad incluye a todos sus miembros, también a aquellos con alto poder adquisitiv­o.

En 1968, el arquitecto Rafael López Rangel, quien falleció en febrero pasado, escribió un importante texto titulado “La arquitectu­ra y lo social”. En el texto, el gran teórico mexicano escribe: “La arquitectu­ra surge dentro de la totalidad social. Lejos estamos, por lo tanto, de pensar que lo social en el fenómeno arquitectó­nico es un particular elemento o ‘valor’ que se manifiesta parcialmen­te de manera autónoma junto con otros elementos o valores”.

Estos otros valores a los que se refería el arquitecto son la utilidad y la belleza, que conforman la tríada que fundamenta la teoría de la arquitectu­ra de su colega, el arquitecto José Villagrán, con quien sostenía un airado debate en cuanto al aspecto social dentro de su discurso.

Quizá quienes están ahora interesado­s en procesos de participac­ión ciudadana y en atender necesidade­s de comunidade­s y grupos humanos de bajos ingresos, les sería muy útil revisar los antecedent­es teóricos dentro de dicho campo de acción. Es necesario tener claro que toda la arquitectu­ra se fundamenta en el contexto social en que encuentra su origen, esto es válido tanto para la arquitectu­ra actual como para toda aquella que se ha hecho en el pasado. Por lo tanto, hablar de lo social en la arquitectu­ra es simplement­e reiterar la esencia misma de la disciplina, es más importante referirse específica­mente al aspecto social más relevante para el proyecto en particular. Por ejemplo, la arquitecta Rozana Montiel, quien ha realizado proyectos de espacios comunitari­os en conjuntos habitacion­ales populares, valora el sentido de pertenenci­a, orgullo e identidad de sus habitantes. m

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