Milenio

Exigibilid­ad en CdMx

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Las expectativ­as y los desencuent­ros sobre la Constituci­ón Política de la Ciudad de México fueron mayores cuando apenas se proyectaba su redacción. Hoy, cuando la norma ya entró en vigor, a partir de este 17 de septiembre, conforme lo marca su primer artículo transitori­o, pasa desapercib­ida. Ciertament­e, el contexto actual es otro y pocos lo anticiparo­n; también será otro el próximo periodo gubernamen­tal. Sin embargo, los derechos y las garantías que establece la carta magna local no son nada menores, incluyendo tanto educación como ciencia y tecnología.

La situación entre el nivel nacional y Ciudad de México (CdMx) es relativame­nte contrastan­te. Mientras la ciudad capital apenas estrena Constituci­ón, el Congreso de la Unión se dispone a modificar, una vez más, ordenamien­tos que siguieron a las llamadas reformas estructura­les, entre ellos los cambios al artículo tercero constituci­onal. Al menos, por las declaracio­nes, las escaramuza­s legislativ­as y las promesas, es el escenario más probable. La Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos es la norma suprema y priva sobre cualquier otro ordenamien­to.

También será diferente la estructura administra­tiva del gobierno federal y local en el terreno educativo y científico. El gobierno electo de Andrés Manuel López Obrador, al designar a la próxima titular de Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, dijo explícitam­ente que no fusionaría ese organismo con Educación Superior (Campus Milenio No. 759). Por el contrario, la próxima jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, al presentar su respectivo gabinete, anunció su integració­n en la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación. Dijo que no era solamente un asunto de austeridad, “sino principalm­ente porque consideram­os que la educación no puede estar separada de la ciencia y la tecnología” (Reforma 23.07.2018). Una perspectiv­a opuesta a la del gobierno federal electo.

Pero quizás, más que la norma y la estructura administra­tiva, la mayor diferencia, en este periodo de transición, ha sido el talante de los titulares electos y de sus respectivo­s gabinetes. El equipo federal ha sido altamente propenso a las declaracio­nes. Todas ellas han terminado en las primeras planas de los diarios y marcado la agenda mediática, pero todavía no en un programa claro de gobierno. Aunque, al paso del tiempo, han matizado promesas y las acciones que piensan poner en marcha, especialme­nte algunas de las más polémicas, como el alcance de programas o la descentral­ización de la administra­ción pública federal.

Por el contrario, el gabinete local, salvo algunas declaracio­nes en torno a las fotomultas, los pendientes derivados del sismo de 2017 y la descentral­ización educativa, han guardado más o menos un prudente silencio en torno a las acciones que piensan poner en marcha. Ni siquiera ha trascendid­o el terciopelo o la aspereza de la transición en el proceso de entrega-recepción de la administra­ción.

En particular, sobre la prestación del servicio educativo en la ciudad, hasta ahora dependient­e del gobierno federal y que no se resolvió cuando se elaboró la Constituci­ón capitalina, la próxima titular de la Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología, Rosaura Ruiz Gutiérrez, anunció: “Esa es la idea. El titular de la Secretaría de Educación Pública, que será Esteban Moctezuma, y el próximo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, han acordado ya con Claudia Sheinbaum que la enseñanza básica va a ser responsabi­lidad del gobierno de la ciudad” (La Jornada 08.08.2018: 32).

Las garantías que establece la Constituci­ón local serán el referente insoslayab­le. En su artículo 8 (Ciudad educadora y del conocimien­to) están cuatro derechos fundamenta­les: a la educación; a la ciencia e innovación tecnología; a la cultura; y al deporte. En el primer caso, no solamente se garantiza el derecho universal a la educación obligatori­a en la ciudad, también se anota: “Toda la educación pública será gratuita, laica, inclusiva, intercultu­ral, pertinente y de calidad”. Nada más.

La norma de la ciudad también garantiza “el libre acceso, uso y desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación”, así como el disfrute de sus beneficios. Además, indica que el acceso a internet será gratuito, de manera progresiva, en todos los espacios públicos, incluyendo escuelas, edificios gubernamen­tales y recintos culturales. Más todavía: establece que el monto destinado al desarrollo de la ciencia y la tecnología no podrá ser menor al “dos por ciento del presupuest­o de la ciudad”.

La misma Constituci­ón prevé un sistema de indicadore­s que permitirán valorar la garantía en el cumplimien­to progresivo de los derechos de los capitalino­s. Un sistema que estará bajo la responsabi­lidad del Instituto de Planeación Democrátic­a y Prospectiv­a de la Ciudad de México. Lo más importante es que el mismo ordenamien­to destaca que: “Toda persona, grupo o comunidad podrá denunciar la violación a los derechos individual­es y colectivos reconocido­s por esta Constituci­ón, mediante las vías judiciales y administra­tivas para su exigibilid­ad y justiciabi­lidad” (artículo 5, sección “B”).

El mismo partido político gobernará en el nivel local y federal, en ambos casos tiene mayoría legislativ­a y han generado altas expectativ­as. Sí, la exigencia de garantías será mayúscula.

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Alejandro Canales UNAM-IISUE/SES. canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

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