UN CLÁSICO DE HERIDOS
No hay que dar explicaciones. Acá se exigen títulos y dejamos ir uno, porque no jugamos bien”
MIGUEL HERRERA Entrenador del América
América y Chivas llegarán al partido del domingo con un entorno negativo, después de que ambos quedaron eliminados en la Copa Mx; un mal resultado de cualquiera sumergiría al perdedor en un estado crítico, pues se trata del encuentro que su afición exige ganar, pero en el que también cuentan las formas
Nadie en el estadio Azteca se imaginaba lo que pasaría en los últimos minutos del partido entre América y Juárez, fueron poco más de 11 mil personas las que atestiguaron cómo las Águilas cayeron. Un golpe de realidad para un equipo que pensó que se impondría a uno de menor categoría por estar de local, por la mejor calidad de su plantilla.
Hasta el minuto 84 todo era felicidad, pero de pronto, el gol de Leandro Carrijo cambió los planes. La tanda de penales fue un suplicio. Cuando Marchesín detuvo el tiro de Iván Vázquez Mellado un halo de optimismo se vivió en el cuadro azulcrema, pero esa sonrisa se borró segundos más tarde con la falla de Carlos Vargas; el joven había puesto la pelota en el palo y todo seguía igual, había que esperar que la fortuna se aliara, pero no pasó.
Con el tiro de Renato Ibarra que detuvo Vázquez Mellado, los americanistas quedaron impávidos, habían sufrido un batacazo. David se imponía a Goliat en la misma casa del gigante. La marcha al vestuario fue lenta, Miguel Herrera llevaba la temperatura encendida; un día antes, el Piojo había reiterado que no ganar títulos era un sinónimo de fracaso en Coapa.
En la conferencia de prensa, el semblante de Miguel era de enojo, de enfado grande, el entrenador no reparó en señalar a Carlos Vargas, pero no midió con la misma vara a Renato Ibarra, que a fin de cuentas erró el penal definitivo. No estaba bien la cosa. Hubo encerrona en el vestuario, hasta ahí bajaron los jugadores que no tuvieron actividad, en concreto el capitán Oribe Peralta y Mateus Uribe.
Que el núcleo fuerte del vestuario haya permanecido más de media hora en el vestuario era el síntoma del tamaño de la derrota. Cuando salieron sus caras reflejaban el bochorno que había por haber tropezado de manera grande en la Copa.
Todos habían quedado en evidencia, era claro que la planeación del juego no había sido la ideal, desde la alineación que incluyó jugadores que no viven un buen momento (Cristian Insaurralde) hasta de otros que venían regresando de una lesión (Roger Martínez).
América quedó lastimado, no importaba de nada el segundo lugar que ostentan en la Liga, la derrota generó un ambiente tenso, cuando la semana pintaba para ser de euforia plena, se entró en un estado de inseguridad y varios jugadores entraron en el punto de mira de los aficionados y la prensa, porque no estuvieron en el nivel requerido para doblegar a un equipo del Ascenso. Y qué decir del entrenador que también se ha situado en el mismo paredón, porque el rendimiento del equipo no seduce.
El miércoles fue de descanso, que la cabeza se enfriara porque lo del vestuario fue gordo, era mejor que las horas posteriores se pasaran en casa para asimilar el golpe. Ayer inició el trabajo para el Clásico Nacional. El partido más importante para el americanismo llega en un momento de tensión.
Cualquier escenario es posible para el domingo, porque ahora mismo no hay mucha credibilidad en América después de lo del martes. Un resultado adverso metería al cuadro de Miguel Herrera en un estado de alerta, aunque el equipo no saldría de las plazas de Liguilla, caer ante el rival más odiado —deportivamente hablando—, sería echarle más gasolina al incendio que hay en Coapa en estos días.
¿Qué tiene que hacer América? Recuperar el orgullo y la memoria futbolística, el plantel y el entrenador se juegan todo a la Liga, no habrá coartadas ni pretextos que valgan. Se podría decir que el domingo empieza un nuevo torneo, una carrera en la que está en disputa el prestigio y el orgullo del club de muchos de sus integrantes, porque de no ganar la Liga, la continuidad de varios estaría en duda.
En Coapa hay tensa calma, este viernes está previsto que dos jugadores (en teoría los capitanes Oribe Peralta y Paul Aguilar) comparezcan en conferencia de prensa en la que trasladarán un mensaje de que hay que levantar la cara y del compromiso por pelear a muerte el título de Liga. La Copa dejó herido al América, los daños tardarán en sanar, pero un triunfo ante Chivas puede ser un bálsamo, aunque no la cura de todos los males.
Es uno de los partidos más flojos que tuvimos desde que llegamos nosotros, el responsable soy yo”
JOSÉ CARDOZO Entrenador de Chivas
En los últimos años, la Copa Mx era un bálsamo para el Guadalajara. Cuando las cosas pintaban mal en la Liga o el equipo vivía momentos de angustia, siempre estaba el torneo copero para calmar las aguas. Pero esta vez no es así. Con su eliminación del miércoles por la noche ante Pumas, en El Rebaño subió la presión. El equipo de José Saturnino Cardozo vive un paso irregular en el semestre y este domingo en el estadio Azteca se le presenta la mejor oportunidad de salir airoso ante el máximo rival, sumirlo en una crisis, borrar un poco la derrota en la Copa y, de paso, alcanzar los puestos de Liguilla.
Pero si Chivas no juega como se debe en este tipo de partidos, todo se le revertirá y se le vendrá encima la misma avalancha, y el proyecto del paraguayo quedará más que tocado.
Esta semana es un parteaguas para Chivas y así lo tomó Cardozo. El mensaje fue claro: el Clásico y la Liga están por encima de la Copa. Y mandó al campo a una alineación llena de jóvenes y suplentes que terminó por caer ante unos universitarios más decididos y con mejor equipo. La decisión fue cara: quedar eliminados de un torneo oficial y perder la mayor racha invicta de local del futbol mexicano. Más de 36 años sin perder ante Pumas en suelo jalisciense se desmoronaron. Acostumbrados a ser superiores tanto en la Copa como ante Universidad Nacional, los aficionados rojiblancos se encargaron de hacer sentir su desacuerdo silbando al equipo tras el autogol que ponía el último clavo de un duelo que dolió perder.
Pero en la semana del Clásico no hay tiempo para lamentos. Dolido y avergonzado por perder este partido importante, rápidamente Cardozo le dio la vuelta a la hoja. El domingo se juega uno fundamental donde no hay opción para perder. Pero el golpe no deja de ser duro. Pues quedará como el estratega que perdió los más de 36 años sin caer con Pumas, desde aquel lejano 7 de febrero de 1982, cuando Manuel Negrete marcó hasta el que el miércoles era el último triunfo de los capitalinos en suelo tapatío.
La directiva, cuerpo técnico, jugadores y aficionados de Chivas entienden que este semestre no es como los otros. En diciembre, el Guadalajara debutará en su primer Mundial de Clubes y la misión no es otra más que llegar en el mejor ritmo posible y, por supuesto, peleando el título de Liga, tras el naufragio en la Copa.
Una derrota, aunado a otros resultados, puede poner a los tapatíos en la zona baja de la tabla. Situado en el décimo sitio con 14 puntos de 30 posibles, Chivas se encuentra cerca del octavo lugar, por ende la urgencia de salir con los tres puntos. Una derrota la pone a la deriva de Morelia, Puebla, Pachuca y Necaxa, que podrían mandarlo hasta el sitio 14 de la tabla general a falta de seis juegos por disputarse. El golpe anímico sería terrible y pondría en duda la clasificación.
Además, José Saturnino entiende la importancia de los clásicos y sabe que si hay uno que no se olvida es el primero, por lo que querrá dejar la mejor impresión ante la afición capitalina y el resto del país y a nivel internacional, que lo seguirán por televisión.
También hay casos especiales, como el de Alan Pulido. Un futbolista que costó millones y en los últimos dos torneos ha quedado a deber. Tanto que este torneo perdió la titularidad con Ángel Zaldívar y ha tenido que salir desde la banca en busca de oportunidades, que al parecer está aprovechando, pues anotó en los últimos dos juegos del Rebaño, en el empate con Querétaro y en la derrota frente a Pumas, por lo que podría ser una de las sorpresas del entrenador para este domingo.
Los jóvenes también se juegan mucho. Ante la duda por lesión de Michael Pérez y la ausencia de Javier Eduardo López, futbolistas como Fernando Beltrán, Alan Cervantes y Walter Gael Sandoval no pueden desaprovechar la oportunidad de jugar y demostrar en un juego grande que pueden con el paquete de jugar para el equipo más popular de México.
El domingo en el Azteca será la gran prueba en lo que va del semestre previo al Mundial de Clubes. Un triunfo levantará deportiva y anímicamente a Chivas, que verá de frente la Liguilla del futbol mexicano y se regocijará por poner en crisis al América, pero una derrota puede tumbar muchas aspiraciones y truncar procesos que poco a poco se están consolidando.