Milenio

Un enamorado del boxeo y sus números

- Dean Lohuis, más de 40 años dedicado al pugilismo estadístic­o DEAN LOHUIS LA

Dean Lohuis sabe que su trabajo es de lo más extraño que existe en el boxeo y que cuando muera nadie va a poder continuar con la labor que ha realizado por más de 40 años, pues será imposible descifrar lo que ha garabatead­o en más de un millón de tarjetas que archiva con el mayor cuidado posible.

“Ya le dije a mi esposa que cuando me muera, quiero que me entierre con mis récords… A ella no le gustó mi trabajo, pero con el tiempo aprendió que un hombre sin una pasión es como alguien muerto y ahora entiende lo que esto significa para mí y por eso me enterraría con mi trabajo”, contó a La Afición el vigilante de récords del CMB.

Todos sus estadístic­as sobre peleadores han tenido que ser escritas a mano, pues el california­no de 74 años de edad no confía en que una computador­a guarde tan a detalle los elementos que recaba con paciencia,leyendo notas de aquí y de allá diariament­e, desde las 4 de la mañana que se levanta a las 10:30 de la noche que decide volver a la cama, labor que interrumpe solo para ir a la iglesia en la que es diácono.

“Es un trabajo duro, lo sé, pero la fuerza me la da Dios. Voy a misa

En esta bolsa traigo solo los mejores 40 rankeandos mundiales, pero en casa tengo como 50 veces más”

diario y eso me hace confirmar que la misión es hacer algo que nadie más quiere hacer”, reconoce Lohuis, quien se enamoró del boxeo desde que su abuelo se sentaba a verlo y lo invitaba a disfrutar de las funciones televisada­s.

Admite que no le gustaría que su posición fuera protagónic­a, por eso, para dar una entrevista, necesita la autorizaci­ón de su presidente, pues “nunca nadie se me había acercado y me da mucha pena. Siento que no sabría qué responder si es una pregunta difícil”, admite Lohuis.

A su método de recolecció­n de datos solo él le entiende y los garabatos que plasma en sus tarjetas de cartón son crípticos, pues ni a los números se les ve figura, pero cuando se trata de localizar un nombre entre un centenar de tarjetitas sabe en qué montoncito buscar.

“En esta bolsa traigo solo los mejores 40 rankeandos mundiales, pero en casa tengo como 50 veces más que esto, tal vez un poco más, como 70 veces más… pero si tengo que confesar algo hay algo, que sí se me dificulta: encontrar resultados en México. No todos tienen registro de todo lo que pasa allá, entonces me frustra un poco, tengo que emplearme el doble de tiempo en encontrar lo que busco. Pero me da gusto cuando alguien me dice ‘ya no puedo sacar ventaja, pues conoces a todos los boxeadores”, confesó.

El trabajo sencillo llega una vez al año, cada que va a la Convención del Consejo Mundial de Boxeo, donde hace gala de los datos recolectad­os con tanto cuidado para poder dar el lugar en el ranking más adecuado a cada uno de los peleadores que conforman lo mejor de las 16 divisiones del boxeo.

“Lo que más me llena de tranquilid­ad es saber que cuento con toda la informació­n necesaria para traer un poco de transparen­cia. Mi conocimien­to ayuda a que estos chicos reciban un trato justo y esa es mi mejor paga. Saber que hago algo muy bueno con mi más grande pasión”, finalizó.

Compilador estadístic­as

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