Por la vida sin saber de finanzas
Saber manejar una tarjeta de crédito es la di- ferencia entre estar endeudado y comprar lo que uno quiere. Conocer cómo funciona una hipoteca permite pagar menos por una casa. Diferenciar entre tasas de interés permite conseguir un mejor crédito personal.
La información sobre productos financieros permite controlar el dinero.
“Aquellos con más conocimientos financieros tienen más probabilidades de invertir en el mercado de valores y prestar atención a las comisiones, pedir prestado a un menor costo, acumular riqueza para la jubilación y diversificar el riesgo”, dicen Andrea Hasler y Annamaria Lusardi en su estudio “The Gender Gap in Financial Literacy: A Global Perspective del Global Financial Literacy Excellence Center”, de la George Washington University.
Las mexicanas tienen una educación financiera de 32 por ciento, los mexicanos de 29. Si queremos generar patrimonio a largo plazo, necesitamos educarnos para tomar decisiones inteligentes según nuestras necesidades.
En comparación con los países con mejor calificación en este estudio, México está lejos. Los canadienses tienen una educación financiera de 75 por ciento; los alemanes y australianos de 71; las alemanas y las canadienses están en 60, y las australianas en 56.
La medición se estableció con preguntas sobre cuatro conceptos: el interés, el interés compuesto, la inflación y la diversificación de riesgo. Son estos los fundamentos del conocimiento financiero y por dónde empezar para educarnos y generar patrimonio.
Esta semana, mientras usted lee esto, querido lector, es la décima edición de la Semana Nacional de Educación Financiera en México, una iniciativa del gobierno ejecutada por la Condusef. Son 5 mil actividades en toda la República que pretenden mostrarnos cómo tomar mejores decisiones financieras. Los invito a ir, a darse una vuelta con los pequeños en la familia y ver qué nos falta por aprender.
Finalmente… un dato curioso, solo en México, Japón, Inglaterra y Sudáfrica —de los 19 países analizados— las mujeres tienen mayor educación financiera que sus pares hombres. Pero, utilizamos mucho menos productos financieros que ellos. ¿Nos faltará confianza? M