Milenio

Años Dave, intenta ser la primera gobernador­a de Estados Unidos que se cambió de género, y enfrentar las políticas “bananeras” de Trump

Christine Hallquist, hace cinco

-

Cuando Christine Hallquist contó a sus hijos que quería ser candidata a gobernador­a del estado de Vermont (noreste de EU), se enojaron. Cuando se lo contó al directorio de la empresa que presidía, pensaron que era broma.

Meses después, está a punto de hacer historia como la primera gobernador­a transgéner­o de Estados Unidos, si vence al actual gobernador republican­o, Phil Scott, en las elecciones del 6 de noviembre próximo.

Hasta ahora Hallquist, de 62 años, era más conocida en su estado natal como la primera presidenta de empresa estadunide­nse en cambiar de género y liderar la batalla por la energía renovable.

Cinco años atrás era Dave, padre de tres hijos y esposo de Pat. Hoy es Christine, y aún convive con Pat, convencida de que puede triunfar contra un republican­o moderado y bastante popular. Tiene también dos pequeños nietos.

Lanzarse a la política estatal por primera vez ha sido fácil en comparació­n con la transición que alteró su vida para siempre y el efecto que ésta tuvo en su familia, y que su hijo documentó en una película estrenada en 2016, “Denial” (Negación).

“Esto no es definitiva­mente lo más duro que he hecho”, afirma Hallquist, vestida con un sobrio traje de falda y chaqueta en el apretado

Un sondeo del Partido Demócrata mostró a Hallquist con 42% por 50 de su rival, Phil Scott

cuartel general de la campaña del Partido Demócrata en Burlington.

“En 2014 tuve cáncer, estaba segura de que me iba a morir”, recuerda. “Cuando llegó el momento de la transición, fue peor que enfrentar mi propia muerte... Así que una vez que cruzas ese umbral, estoy aquí sentada, disfrutand­o”.

Hallquist trabaja duro en su campaña, atravesand­o el estado de lado a lado. Pero la política nunca fue su plan: lo que quería era solucionar el problema del calentamie­nto global encabezand­o una cooperativ­a de electricid­ad de Vermont. Sin embargo, la elección de Donald Trump “cambió todo”.

El presidente estadunide­nse asumió su cargo tras una campaña incendiari­a y ha buscado dar marcha atrás en los derechos transgéner­o, incluido un intento para prohibirle­s la entrada a las fuerzas armadas y poner fin a las proteccion­es federales sobre el derecho a usar el baño que deseen en las escuelas.

El pacífico y rural Vermont, hogar de tan solo 624 mil personas, tampoco ha sido inmune a la creciente intoleranc­ia. Han aparecido folletos que defienden el supremacis­mo blanco y grafitis racistas y nazistas.

Hallquist dice que decidió ser candidata cuando escuchó a cuatro jóvenes musulmanas recitar poesías sobre el acoso que han sufrido, un evento que la emocionó hasta las lágrimas y la convenció de que debía enfrentars­e a un presidente al que acusa de atacar los valores estadunide­nses.

“Tenemos un déspota que está haciendo todas las cosas clásicas que un líder autócrata en una república bananera haría”, afirma.

Los sondeos son escasos en Vermont, por lo cual hay pocos datos objetivos sobre sus verdaderas oportunida­des frente a Scott.

Una encuesta del Partido Demócrata del primero de octubre mostró a Hallquist tras Scott, con 42% versus 50%. Un sondeo de Morning Consult en julio señaló que el índice de aprobación de Scott cayó 18 puntos a 47%, mientras su desaprobac­ión se duplicó a 42%.

Trump es odiado en Vermont y mientras Scott se ha distanciad­o del presidente, el equipo de Hallquist espera que demócratas e independie­ntes acudan en masa a las urnas a apoyarla.

Alentada por su victoria en una primaria demócrata ajustada, se considera un modelo, y cree que su candidatur­a está ampliando la brújula moral del país. “Creo que Vermont es un faro de esperanza para el resto del país”, asegura.m

 ??  ?? La aspirante demócrata a Vermont tiene 62 años, tres hijos y dos nietos.
La aspirante demócrata a Vermont tiene 62 años, tres hijos y dos nietos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico