El futuro Conahcyt
Recientemente, Elena Álvarez-Bulla, futura titular de Conacyt, anunció que éste se transformará en Conahcyt.La “H ”, acá, n oes mu da : representa alas Humanidad es. Hasta ahora, los que nos dedicamos a estas áreas hemos sido calificados con parámetros propios de las ciencias exactas. Hemos vivido “de prestado” en el Conacyt, a pesar de ser las humanidades nuestra área más premiada y reconocida en el extranjero: la UNAM fue la primera universidad pública en recibir el Premio Príncipe de Asturias, y se le otorgó, exclusivamente, por el área de humanidades.
En su origen, la filosofía no era menos valiosa que las matemáticas o la física: era parte del mismo saber. La independización de cada ciencia requirió dejar atrás a la ciencia primera: la filosofía. Gracias ello, la especialización del conocimiento brindó grandes avances, pero también trajo la pérdida del sentido y los valores: se conoció cada hoja y cada rama del bosque, pero se perdió la orientación para caminar en él.
Las ciencias exactas, con aplicación y utilidad inmediata, ganaron preponderancia, mientras que los saberes sin una aplicación tecnológica palidecieron; a esos saberes se les llamó “humanidades”. La minusvalía de las humanidades llegó a su clímax con el capitalismo: un saber que no se refleje en pesos y centavos, es un saber inútil. Pero que un saber no tenga esa utilidad no implica que podamos prescindir de él: a ética y la literatura pueden ser generadoras de los valores necesarios para la convivencia social.
Este país requiere de una revolución cultural radical. Nuestros valores están dictados por nuestro país vecino, donde “time is money”. Pero el tiempo no es dinero: el tiempo es todo lo que tenemos, todo lo que somos. Nuestro país requiere nuevos valores y recordar qué es México, quién es México. Las humanidades, cuando se les otorga el lugar que merecen, no mueven tuercas ni tornillos: mueven al mundo.
Bienvenido Conahcyt: buena falta le hace a este país. m