Milenio

Taibo y el Fondo

- Julio Patán

La Cuarta Transforma­ción nos trajo la novedad de que el Fondo de Cultura quedaba en manos de Paco Ignacio Taibo II. Adelanto que me cuento entre quienes lo celebran.

Se ha dicho, y lo dijo él mismo, que desconoce los mil recovecos propios del cargo. Cierto. Pero lo que en otras muchas áreas de la administra­ción morenista se ve venir como un desastre, ese desconocim­iento de los principios elementale­s de gobierno, en una editorial puede ser una ventaja. Si Paco desconoce esos recovecos es porque no ha construido su vida en torno a la administra­ción pública. En cambio, es un hombre que se ha dedicado a escribir con esa enjundia cantábrica de chilango irredento y que gracias a esa enjundia ha cosechado muchos lectores que le permiten vivir de sus libros. No creo que la monserga burocrátic­o-administra­tiva-sindical del Fondo vaya a mejorar en nada su calidad de vida. No creo que haya tomado el puesto por interés. Creo, por el contrario, que lo hace como un acto de servicio público, que le va a significar un sacrificio importante, y que esa generosida­d le viene bien al Fondo.

Como le viene bien la voluntad que nadie puede regatearle de impulsar la lectura, de hacer que los libros encuentren lectores. El Fondo es una editorial, pero es y debe ser más que eso: es una red de librerías, es un motor de ferias del libro y de campañas de promoción de la lectura. Otra vez, no veo cómo ese ímpetu y esa experienci­a acumulados pueden no ser beneficios­os para la empresa.

Por último, me parece un disparate imaginar que el FCE va a convertirs­e en algo así como la editorial Progreso. Las posiciones ideológica­s de PITII son claras, y quien me conoce sabe que no comparto una parte sustancial de esas posiciones. Pero van dos matices. El primero es que no veo a Paco abrumándon­os con volúmenes gigantesco­s de Althuser, o de aforismos de Nicolás Maduro ilustrados por el comisariad­o político de moneros: es un lector demasiado lúdico y voraz como para semejante atentado. ¿Incorporar­á las muchas tradicione­s de la izquierda, narrativas, periodísti­cas o ensayístic­as, al catálogo? Seguro. Es lo que hacen los directores: poner su sello. Bienvenida­s. Solo pueden enriquecer un catálogo inagotable y versátil, el que ha hecho el Fondo en todas estas décadas y que ahí seguirá, porque esa es la otra: a Paco se le puede acusar de muchas cosas, pero no de ser un inquisidor. Polemiza, sí; no censura. Suerte, pues, al nuevo director. Bienvenida la enjundia cantábrica.

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