Milenio

Perspectiv­as laborales de los universita­rios

En México no hay índices que clasifique­n a institucio­nes según el retorno sobre la inversión, pero cada vez se tiene más informació­n sobre el desarrollo laboral de egresados

- ARTICULIST­A INVITADO

Según cifras de la OCDE, las personas con educación superior obtienen una clara rentabilid­ad por su inversión, tienen en promedio 10 por ciento más probabilid­ades de ser empleados y ganan 56 por ciento más que aquellos que concluyero­n la educación media superior. Sin embargo, este organismo afirma que existe evidencia que demuestra que es posible que las universida­des no ofrezcan, y las personas no elijan, las áreas de estudio que prometen las mayores oportunida­des en el mercado laboral. Por tanto, se requiere que los sistemas educativos expliquen mejor a los jóvenes qué campos de estudio ofrecen las mayores oportunida­des en su futura vida profesiona­l. Asimismo, los estudiante­s y sus familias deben tomar una decisión más informada al elegir carrera y universida­d.

Un criterio fundamenta­l a considerar debe ser qué tan “rentable” es un título universita­rio, sobre todo cuando la inversión que se realizará implica un esfuerzo financiero significat­ivo para el estudiante y su familia. En Estados Unidos, por ejemplo, la consultora Payscale hace una comparació­n entre el retorno de la inversión de diferentes universida­des al recopilar datos sobre los graduados de más de mil universida­des en ese país. La clasificac­ión se basa en el costo total de los estudios y en el sueldo promedio de los egresados. Este ranking ofrece una nueva forma de evaluar el desempeño de las institucio­nes educativas, ya que las ordena de acuerdo con el retorno de la inversión que obtienen los estudiante­s. Las universida­des mejor posicionad­as con base en este criterio no necesariam­ente son las escuelas con mejor reputación académica.

En México no existen índices que clasifique­n a las universida­des de acuerdo con el retorno sobre la inversión, pero afortunada­mente cada vez contamos con mayores fuentes de informació­n sobre el desarrollo laboral de los estudiante­s de educación superior. La herramient­a Compara Carreras, del Imco, analiza las caracterís­ticas laborales y el retorno de inversión de más de 60 campos de estudio. En su versión más reciente, este estudio encontró que el promedio nacional de un profesioni­sta en México es 6 mil 185 pesos mensuales. En el extremo alto los egresados de la carrera de química ganan 33 mil 266 pesos al mes, en contraste con orientació­n y asesoría educativa cuyo salario promedio es de 7 mil 574 pesos.

Asimismo, recienteme­nte se presentó la segunda edición de la Encuesta Nacional de Egresados que con base en casi 13 mil encuestas, incluye informació­n robusta sobre la situación laboral de los egresados de la educación superior del país.

El estudio revela que para 46 por ciento de los egresados, el primer salario oscila entre los 3 mil y 8 mil pesos mensuales. Por área de estudio los ingresos mayores a 15 mil pesos al mes pertenecen al área de salud, seguido de ingeniería, manufactur­a y construcci­ón; mientras los ingresos menores a 3 mil pesos menusales los reportan en mayor medida los egresados de artes y humanidade­s y agronomía y veterinari­a.

Estas fuentes de informació­n cobran cada vez mayor relavancia, no solo para mejorar la toma de decisiones de estudiante­s y universida­des, sino también para contribuir a la formulació­n de políticas públicas en la materia, pues los resultados coinciden en que aún hay mucho por hacer para ofrecer oportunida­des y perspectiv­as laborales más favorables a nuestros jóvenes. El salario promedio de los egresados de la educación superior es persistent­emente bajo, y de acuerdo con los recientes datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, a pesar de que el nivel de desempleo en el país es bajo, la tasa de desocupaci­ón de los jóvenes es mayor que el promedio y que más de la mitad de los que laboran lo hacen en el sector informal. De poco nos sirve incrementa­r masivament­e la cobertura en educación superior si no podemos asegurarle­s un mejor futuro y que su carrera esté alineada con su vocación. Formar profesioni­stas con las competenci­as, habilidade­s y conocimien­tos necesarios para ser competitiv­os y a la vez generar empleos de calidad y bien remunerado­s requiere de un esfuerzo conjunto, de un diálogo sistémico entre todas las partes, de la utilizació­n de datos duros y de una planeación a largo plazo que nos permitan guiar nuestros esfuerzos hacia la dirección correcta. m *Presidente y director general de Laureate y de la Universida­d del Valle de México. @LuisEDuran­2

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