JOAQUÍN ROCHA UN BRONCE CON SABOR A GLORIA
CARLOS CRUZ SANTIAGO CHAPARRO
Joaquín Rocha cumple 50 años de haber ganado la medalla bronce en los Juegos Olímpicos de 1968. El ex boxeador tuvo un camino fuera de lo común hacia ese podio, ya que a la justa olímpica llegó con solamente 11 peleas de experiencia y con 20 meses de carrera en esta disciplina.
Incluso el ex pugilista probó suerte en otros deportes antes de darse cuenta que el box era su fuerte y que le daría la posibilidad de ser parte de la historia de los medallistas olímpicos de México.
El voleibol, atletismo, frontón y béisbol, fueron las disciplinas donde anteriormente Rocha incursionó, para después darse una vuelta al Centro Deportivo Olímpico Mexicano y pedir una oportunidad al entrenador nacional de ese entonces, el polaco Enrique Nowara, quien al ver su corpulencia física: 1.95 metros de estatura, 85 kilos y 23 años, decidió probarlo en el ring.
Urgía afinarle la técnica a Joaquín por lo que tuvo poco fogueo arriba del ring. En 1968 peleó en Texas, California y el entonces Distrito Federal, y quedó listo para los Juegos Olímpicos con marca de 11 peleas, 10 triunfos y un revés. Su palmarés no animaba a nadie.
Llegó el día de debutar y fue el 16 de octubre cuando finalmente piso el ring de los Juegos Olímpicos, teniendo como escenario la Arena México. En ese momento Rocha se midió a Adonis Ray, de Ghana, a quien venció con autoridad. Después, el 22 de octubre se impuso con coraje y valentía al holandés Rudolfus Lubbers, y tras esa victoria Joaquín ya había asegurado la medalla.
El 24 de ese mismo mes, fue cuando ya definitivamente se conoció el color de la presea para Rocha, y fue el bronce, tras caer en semifinales ante el ruso Jonas Cepulis, incluso el árbitro paró la pelea durante el segundo round. Además fue una derrota dolorosa para el mexicano, ya que tenía mayores expectativas.
¿Cuál es su sentir de ganar una medalla, tras solo realizar 11 peleas previas al evento olímpico?
Para mí fue una gran satisfacción haberle otorgado a México una medalla olímpica, ya que antes de empezar era hombre muerto, todos los periodistas me decían que para qué ponían pesos grandes. Al término de cada pelea hay una rueda de prensa, y ahí les increpaba a los locutores y gente de la prensa que estaba haciendo un buen papel, y ya después me decían que era el milagritos.
¿Cómo llegó a la selección nacional?
Es una serie de anécdotas que me han sucedido en la vida, y en varios deportes, porque en el frontón me dijeron que yo no iba a jugar muy bien, pero a los jugadores que entrenaban en el CDOM les gané. Después me invitaron a jugar con los Tigres del beisbol y luego me mandaron a jugar a Ciudad Obregón. Posteriormente me fui a Azcapotzalco y llegando ahí me invitaron a jugar beisbol y llegamos al Deportivo Hacienda, donde conecté un home run, y sale uno señalándome como profesional y yo les dije que no era tal y no quería arruinar al equipo, y me salí. Al estarme arreglando en los vestidores, mis amigos se me acercan y me dicen que ya me apuntaron para pelear en peso completo, y les dije que si encontraban a alguien de mi tamaño y medida le entraba, y así fue, me subí con mucho miedo para enfrentarme con el campeón, pero de un golpe lo tumbé, y dije, aquí está mi pelotita.
¿En qué momento llega al CDOM a pedir una oportunidad?
Llego al CDOM en mayo de 1967, y a la recepcionista le dije que quería repre-