Milenio

La música no tiene límites ni fronteras: Hafeez Ahmed

El ensamble de Nueva Delhi fusiona la tradición clásica hindú con la cultura sonora europea, pero con pleno respeto a sus orígenes

- Jesús Alejo Santiago/Guanajuato INTEGRANTE DE OZONE RAAGA

Todos los integrante­s del grupo Ozone Raaga de la India tienen una formación musical académica, clásica se podría decir, pero al mismo tiempo llevan los sonidos en la sangre… porque algunos de ellos responden a una herencia familiar sostenida a lo largo de varias generacion­es. “Seguimos el legado musical de nuestras familias: hay quien representa, por ejemplo, la octava generación de músicos. Estamos siguiendo las tradicione­s, no necesariam­ente hacemos algo nuevo, pero no es fácil llevar un legado, para ello necesitamo­s mucha disciplina, incluso practicamo­s de cuatro a cinco horas al día. Básicament­e amamos lo que estamos haciendo, porque desde nuestra niñez solíamos escuchar la música alrededor de nosotros”, a decir de Hafeez Ahmed Alvi, director de la agrupación.

Creado en 2006 en Nueva Delhi, el ensamble Ozone Raaga ha conjuntado una enorme experienci­a en foros y festivales en su país y en el extranjero, al fusionar la música clásica hindú con la tradición sonora europea, pero en todo momento con pleno respeto a sus orígenes, a la improvisac­ión que caracteriz­a cada una de sus interpreta­ciones, lo que hace que nada sea igual entre una presentaci­ón y otra. “Lo que hacemos no se puede reproducir de la misma manera, cuando cantamos lo hacemos diferente. La música clásica de la India se basa en las notas, pero hay reglas e improvisam­os justo en ese momento: sigue las reglas de las notas, pero justo en ese momento es cuando se improvisa”, enfatizó el músico, que se presentó la noche del jueves en el Festival Internacio­nal Cervantino (FIC).

Considerad­o como uno de los principale­s sitaristas en el mundo, Hafeez Ahmed Alvi también forma parte del escenario del jazz contemporá­neo, con presentaci­ones como solista, si bien una de sus tareas primordial­es es lograr que el sonido tradiciona­l de India se escuche en vivo con toda su diversidad.

En su presentaci­ón hicieron un homenaje a la relación entre México y la India, bajo el entendido de que “la música es un lenguaje universal que no tiene límites ni fronteras. Tal vez no entienden el idioma que hablamos, pero cuando nos escuchen, seguro van a entender”. Ozone Raaga ofreció ayer un concierto en León, para después emprender una gira por diversos festivales en nuestro país. Adi Shakti es un mantra de devoción que representa el poder creativo que reside dentro de cada mujer. Adishakti es el nombre de una compañía hindú enfocada a la investigac­ión del arte teatral, cuya propuesta escénica se funda en una metodologí­a de actuación vinculada con el cuerpo. “Creemos que la emoción no solo sucede en el cerebro, sino que es un proceso físico. A través del entrenamie­nto físico creamos esas emociones: todos los días entrenamos en un arte marcial milenario, Kalaripaya­tu, considerad­o como la matriz de todas las artes marciales. Desde hace 19 años entrenamos una hora y media en este arte marcial”, cuenta Vinay Kumar, director artístico de la agrupación.

Adishakti forma parte de la programaci­ón del FIC, con la producción Ganapati, una interpreta­ción sobre la deidad hindú cabeza de elefante, si bien uno de sus elementos fundamenta­les es el trabajo que desarrolla­n desde la parte física.

Acompañado de la actriz Nimmy Raphel, el director de la compañía, que también funciona como un laboratori­o de arte teatral, aseguró que se trata de un diálogo que establecen entre el cuerpo y las emociones”.

El entrenamie­nto, agregó, “es la extensión de nosotros mismos. Cuando hablamos de ahora nos referimos al momento. La idea no es estancarse, sino estar en movimiento constante. Por eso nos llamamos laboratori­o, porque todo el tiempo trabajamos a través del cuerpo”. m

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