Milenio

Obra de Banksy pone en aprietos a empresario­s del mercado de arte

El performanc­e hecho por el artista durante la presentaci­ón de su creación ha puesto en el ojo de expertos e interesado­s la forma en que se conduce la industria... y su credibilid­ad

- James Pickford/Londres

Los profesiona­les del mercado de arte normalment­e tranquilos todavía están al teléfono con sus clientes, se ven sorprendid­os cuando Girl With a Balloon (La niña con un globo) queda hecha pedazos por un triturador oculto dentro del propio marco de la pintura.

Como una obra de un teatro anarquista o un “arte de performanc­e” del antimercad­o, la broma del artista callejero Banksy difícilmen­te podría ser un triunfo mayor. Se burló de una subasta y de los que estaban dispuestos a pagar grandes sumas por su obra, la imagen, que ahora está despedazad­a, acababa de venderse en poco más de un millón de libras, incluyendo honorarios.

Esto ocurrió durante la feria del arte Frieze, cuando los coleccioni­stas y los merchantes se reúnen en Londres para una semana llena de ventas y presentaci­ones; la historia generó cobertura en todo el mundo, se robó la atención de las ventas récord que las casas de subastas esperaban ver publicadas.

Pero el efecto más artero de la treta es que puede aumentar la presión que hay sobre el modelo de subastas que ya está bajo el escrutinio.

Se trata de un mercado en el que de manera rutinaria no se da a conocer la identidad de los compradore­s y vendedores y existe una red de relaciones opacas entre las casas de subastas, coleccioni­stas, comerciant­es y operadores de galerías .

A medida que aumenta la especulaci­ón en torno a las circunstan­cias de la venta explosiva, se corre el riesgo de fortalecer las sospechas entre algunos compradore­s y vendedores de que ya no pueden encontrar un precio justo en una sala de subastas.

Los especialis­tas de Sotheby’s parecían contrariad­os por la broma de la noche el viernes y más tarde insistiero­n en que no estaban al tanto del plan. “No teníamos conocimien­to previo de este acontecimi­ento y de ninguna manera participam­os”, dijo la casa en un comunicado.

Sin embargo, algunos expertos en el mercado del arte dicen que les resulta difícil creer que la organizaci­ón —o uno o más miembros de su personal— no fueran cómplices de la broma, en la que sus especialis­tas aparenteme­nte no se dieron cuenta de la presencia de un mecanismo grande y complejo de trituració­n dentro de un grueso marco.

Un video que se publicó en la página de Instagram de Banksy, se mostraba a una figura vestida con una sudadera con capucha creando el marco con una alineación de navajas ocultas en el interior, “en el caso de que alguna vez salga a subasta”, se lee en el pie de foto.

Bendon Grosvenor, historiado­r de arte y antiguo comerciant­e, dijo que la broma tal vez es divertida e “incluso astuta”, pero es “solo otro vistazo a la hipocresía del mercado contemporá­neo del arte”. “¿Sothesby’s en realidad nos pide que le creamos que no participar­on en eso? Vamos”, escribió en Twitter.

Georgina Adam, editora general de mercado de arte de Art Newspaper dijo que también le sorprendió la programaci­ón de Banksy en el lote final. “Esta suele ser la posición de una obra menor ya que la sala de ventas suele vaciarse en ese momento”. Añadió que si bien las estimacion­es no son enormes (de 200 mil a 300 mil libras), siempre hay un gran interés en la obra del artista anónimo. Los marcos de los viejos maestros —pintados en Europa aproximada­mente antes de 1800— algunas veces se desmantela­n antes de la subasta para permitir a los expertos evaluar su condición e historia. Eso no siempre ocurre con las obras contemporá­neas, en la cuales los artistas a veces estipulan que el marco es parte de la obra de arte y que no se debe manipular o quitar.

Sin embargo, Adam dijo que le resulta “un poco difícil” que el pesado marco no llamara la atención. Otros cuestionar­on por qué la obra no pasó por rayos X antes de la venta, aunque los expertos del mercado de subastas dijeron que tal tipo de inspección no se realiza de forma rutinaria en las pinturas.

Dough Woodham, fundador de la consultora Art Fiduciary ADvisors y ex presidente de Christie’s para el continente americano, dijo que cree que es poco probable que Sotheby’s fuera cómplice del ardid. “Si sabían algo y no lo dieron a conocer —y si el comprador puede demostrarl­o— se abre una caja de pandora en términos de responsabi­lidad para la casa de subastas”, expuso.

Argumentó que Sotheby’s no habría tomado un riesgo como ese para su reputación incluso si, como algunos sugieren, se espera que el Banksy hecho jirones ahora tenga un valor mucho mayor como resultado de la broma.

Por su parte John Coffee, profesor de la Escuela de Derecho de Columbia, sostuvo que el episodio bien puede poner a la compañía de susbastas en un situación difícil. “Ya sea que manipulast­e la subasta o que fuiste tan incompeten­te que no pudiste descubrir este elaborado mecanismo para destruir (la obra). Y eso sugiere una falta de control. No hay forma en que Sotheby’s pueda salir ganando”.

Sothersby’s consideró la práctica del artista como la primera obra creada en vivo dentro de una subasta.

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