Milenio

Marc Anthony ofrece su legado a pesar de la altura

Agitado, pero con energética actitud, el multifacét­ico intérprete hizo un recorrido por “lo viejo y lo nuevo” de su repertorio en el Palacio de los Deportes, ante un público que lo ovacionó

- Eduardo Gutiérrez Segura/México

MarcAnthon­yprovocó furor durante su presentaci­ón anoche, en el Palacio de los Deportes, en el marco del Legacy Tour, a pesar de que la altura de Ciudad de México lo afectó y tuvo que permitir que las 15 mil almas, de acuerdo a organizado­res, y el coro monumental que hacían lo ayudaran a entonar algunas estrofas, la entrega fue mutua y total. “Buenas noches ¡Wow!, qué increíble, voy a ser muy honesto, la altura no me afecta en nada (risas). Muchas gracias por darme la oportunida­d de compartir con ustedes, qué lindo, es increíble, no me lo esperaba, les vamos a cantar un poco de todo, lo viejo y lo nuevo; esta próxima canción es una de mis favoritas, si se la saben, canten”, pidió Marc entre suspiros para ofrecer “Flor pálida”.

Pero la fiesta arrancó mucho antes, a las 20:52 horas, cuando su esbelta figura apareció en el entarimado del Palacio de los Deportes, ataviado con sus inseparabl­es gafas oscuras, chaqueta negra, playera blanca y jeans, las primeras canciones que ofreció fueron “Valió la pena”, “Y hubo alguien” y “Hasta ayer”.

Los breves momentos en total oscuridad y las pequeñas pausas no importaron a los asistentes, que se mostraron solidarios con el salsero, que recuperó el aliento e incluso hizo gala del falsete en el popurrí en el que incluyó “Abrázame muy fuerte” “Ahora quién” e “¿Y cómo es él?”, que cerraron la parte romántica del recital. “Lo que viene es rumba, lo que viene es salsa, ¿están conmigo?, ¿dónde están las mujeres?”, comentó para como respuesta recibir alaridos y seguir con “Vivir lo nuestro”. “La altura no me afecta nada”, repitió casi sin aire, luego de limpiarse el sudor de la frente, pero eso no lo detuvo y siguió con su buen ritmo.

Marc no tuvo miedo, reunió todas sus fuerzas y en “Hasta que te conocí” una vez más uso al tope sus cuerdas vocales en honor a Juan Gabriel, lo que provocó la euforia generaliza­da. Más aún con su sensual movimiento de caderas. Luego, con su rosario colgado al cuello, el músico siguió con “Qué precio tiene el cielo”. “Te conozco bien” fue preámbulo para su típica frase, “Quiero saber si están conmigo” y soltó en sonoro “¡Mi gente!”, para regalar precisamen­te esa canción, con la que entre reverencia­s para su público hizo una salida en falso. El infaltable “¡Otra, otra, otra!” del respetable se escuchó y no se hizo del rogar, por lo que regresó para deleitar con “Tu amor me hace bien”. “¡Que viva México!, muy buena suerte, que Dios los bendiga”, expresó el cantante con raíces boricuas y como máxima muestra de agradecimi­ento se hincó y beso el suelo, sus seguidores le pedían más y asintió y con el dedo dijo “una más”, así que tomó aire y puso a todos a bailar con “Vivir mi vida”. “¡Qué Dios me los bendiga!”, fue la frase con la que desapareci­ó del escenario a las 22:36, mientras sus tres coristas y sus músicos permanecie­ron tocando en el Palacio.

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Derrochó sensibilid­ad durante su actuación.

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