Milenio

Capitalism­o: anhelado allá, repudiado aquí

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

Millones de compatriot­as se han ido de este país. Han dejado el suelo que los vio nacer, el terruño. Han partido para tener una mejor vida y un futuro que aquí nadie les puede ofrecer. Ahora bien, ¿adónde se fueron? Pues, a los Estados Unidos, señoras y señores. No emigraron a España, por ejemplo, donde a las primeras de cambio los hubieran tildado de sudacas, como a tantos otros latinoamer­icanos, (o, bueno, a lo mejor merecerían la condición de centracas, ayudados por la clasificac­ión geográfica que nos asigna a los mexicanos mi diario favorito, El País) sino que se facilitaro­n las cosas y cruzaron simplement­e la frontera. Pero ¿qué hay allá que pueda resultarno­s tan atrayente a una gran mayoría de connaciona­les? O sea, ¿qué tienen ellos, los estadouni- denses, que no tengamos nosotros aquí?

Estas preguntas son particular­mente pertinente­s justo ahora que los votantes preferimos una opción, digamos, de “izquierda”, siendo que tantísimos paisanos nuestros sueñan con afincarse en un paraíso… ¡desaforada­mente capitalist­a! Digo, a pesar de estar gobernados en estos momentos por un demagogo populista (aunque de derechas, es cierto), nuestros vecinos jamás han cuestionad­o las bondades del libre mercado, no impugnan la legitimida­d de la propiedad privada, no denuncian a los “ricos y poderosos” sino que tratan de emularlos, no se oponen a las inversione­s, no cancelan proyectos ni denuestan a los individuos emprendedo­res. Y, ¡es precisamen­te ahí donde querrían estar quienes se quejan, aquí, de la falta de oportunida­des!

No se entiende, pues, que la promesa del capitalism­o termine siendo tan supremamen­te apetecible fuera de México y que, al mismo tiempo, merezca el repudio en casa. Si les abrieran la puerta, otros millones de naturales harían las maletas, mañana mismo, para afincarse en una nación donde las universida­des son carísimas (los estudiante­s pagan durante años enteros los préstamos), donde se carece de una cobertura universal de salud y donde no hay siquiera permisos laborales por maternidad mientras que, aquí, han elegido a un Gobierno que, desde ya, manda señales adversas para quienes quieran hacer negocios, por no hablar de unas políticas paternalis­tas que nadie sabe cómo se van a poder financiar.

¿Lo que se ambiciona allá se rechaza aquí? Que alguien me lo explique. M

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