LA NOCHE QUE ÉL VOLVIÓ A CASA
Hace cuatro décadas que Laurie Strode (una sublime Jamie Lee Curtis ) se convirtió en la única sobreviviente de la masacre de niñeras en Haddonfield, un tranquilo poblado residencial de clase media en Illinois. De la adolescente dulce y sensible que fue hasta la noche del 31 de octubre de 1978, poco queda: Laurie se ha convertido en una especie de fantasma entrenado a la defensa paranoica de su vida; y ahora está por justificar esta lucha: Michael Myers ha huido y va a buscarla. El enfrentamiento entre estos dos será definitivo.
Ignorando las secuelas anteriores, este filme retoma la historia desde el fin de la primera, legendaria cinta de John Carpenter. Olviden tantas basuras como la idea estúpida de que Laurie y Michael son hermanos; aquí la historia es sobre ella y cómo recupera su vida después de un trauma espectacular, con una Jaime Lee que (con arrugas y todo) incendia la pantalla. Es un ángel de venganza, pero también tiene abundancia de estilo y sustancia.
Con un ágil e ingenioso guión del director David Gordon Green y Danny McBride, ésta es la mejor cinta de Halloween desde la original y Carpenter puede estar orgulloso: su chica y su monstruo están de vuelta. Y están magistrales. Especialmente ella, que es una diosa.