Milenio

Lo barato cuesta caro

- NICOLÁS ALVARADO

partir de la llamada política de austeridad del gobierno entrante. Bien está evitar el dispendio público en flotillas de autos de lujo o gastos de representa­ción munificent­es. Pero flaco favor le hace al país pagar mal a sus servidores públicos, ya solo porque quienes terminen por ocupar esas plazas ante la desbandada serán por fuerza trabajador­es menos capacitado­s que sus antecesore­s, sin posibilida­d de obtener un empleo mejor remunerado en el sector privado, o, peor, víctimas de la tentación a compensar su pobreza salarial merced a la participac­ión en corruptela­s.

No es ésta una mera fantasía especulati­va: un reporte del Banco Mundial publicado en 1997, que estudia los casos de 20 países y establece el índice de corrupción en una escala del 1 al 5, muestra cómo aquellos que otorgan una remuneraci­ón baja o media a sus servidores públicos (con respecto a trabajador­es del mismo nivel en la IP) ostentan niveles de corrupción de alrededor de 4, mientras que aquellos en que estos obtienen una remuneraci­ón alta se sitúan alrededor del 1.5. Y los casos bien conocidos de países desarrolla­dos como Singapur o Suecia —entre los menos corruptos pero también entre los que mejor pagan a sus funcionari­os— refuerzan la hipótesis: los buenos salarios públicos son uno de los factores que contribuye­n al combate a la corrupción.

He ahí, pues, un ahorro que puede costarnos caro. M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico