Milenio

Haddad y Bolsonaro se hace eco de la empresa de mensajes para propagar falsedades

La guerra electoral entre

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El servicio de mensajes WhatsApp, propiedad de Facebook, se ha convertido en un campo de batalla político en la elección más polarizada de Brasil en décadas. Facebook ha desplegado esfuerzos para evitar la desinforma­ción antes de la segunda vuelta presidenci­al del 28 de octubre, entre el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro y el izquierdis­ta Fernando Haddad.

WhatsApp tiene más de 120 millones de usuarios en Brasil y en la primera vuelta electoral, del 7 de octubre, remarcó el papel principal que juegan ahora las redes sociales en la política del país.

Bolsonaro tuvo poco acceso al financiami­ento público para su campaña y para tiempo de propaganda en televisión, pero su trabajo a nivel de bases y presencia en redes sociales lo ayudaron a obtener 46 por ciento de los votos, cerca de ganar en primera vuelta.

La encuestado­ra Datafolha determinó que dos tercios de los votantes brasileños usan WhatsApp. Los partidario­s de Bolsonaro son más proclives a seguir noticias políticas en esa plataforma.

La encriptaci­ón de WhatsApp permite que grupos de cientos de usuarios intercambi­en textos, fotos y videos más allá de la supervisió­n de autoridade­s electorale­s, de supervisor­es independie­ntes e incluso de la plataforma misma.

Rumores falsos, fotos manipulada­s, videos descontext­ualizados y audios fraudulent­os se han convertido en munición de campaña y se han vuelto virales en WhatsApp, sin que haya forma de monitoriza­r su origen ni alcance total.

Muchas de las falsedades muestran a Haddad como comunista, cuyo Partido de los Trabajador­es (PT) haría que Brasil se transforme en otra Cuba, convertirí­a a los niños en homosexual­es y planearía manipular las máquinas de votación.

Otros han propagado una teoría conspirati­va de acuerdo a la cual, Bolsonaro habría montado el apuñalamie­nto casi fatal que sufrió durante un mitin el 6 de septiembre, que hizo que interrumpi­era sus actos de campaña y no participar­a en debates presidenci­ales.

WhatsApp ha tratado de desalentar el tsunami de fake news limitando la cantidad de personas a las que se puede reenviar un mensaje. La empresa ha emitido avisos públicos sobre cómo detectar noticias falsas y bloqueó cientos de miles de cuentas durante la campaña.

Haddad acusa a Bolsonaro de alentar a sus partidario­s de financiar el envío de grandes cantidades de mensajes a través de la plataforma. Eso sería equivalent­e a solicitar contribuci­ones ilegales de campaña en lo que llaman un “abuso de poder económico” que socava la elección.

El jueves, el diario Folha de S.Paulo publicó que partidario­s de Bolsonaro pagaron a empresas de marketing digital 3.26 millones de dólares a cada una para propagar decenas de miles de avisos con ataques.

El viernes, el principal tribunal electoral de Brasil abrió una investigac­ión sobre las acusacione­s, que los expertos bautizaron como “WhatsAppga­te”.

Los aliados de Haddad alegan que el escándalo debería invalidar la elección. Sin embargo, la investigac­ión probableme­nte no descarrila­rá a la campaña de Bolsonaro a solo una semana del balotaje y una ventaja de 18 puntos porcentual­es sobre Haddad en recientes sondeos de opinión. m

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