A ver qué dice Trump al final
Andamos en plan gran señor, vamos, ofreciendo no sólo asilo sino beneficioso empleo a los emigrantes centroamericanos. Pero ¿no elegimos a un gran transformador de la realidad nacional precisamente porque no hay trabajo bien pagado para todos los mexicanos? ¿No existe eso que llamamos la economía informal, el síntoma más visible de que una gran mayoría de los ciudadanos de este país no se puede integrar reglamentariamente al sector de los servicios o laborar, con todas las garantías que ofrece la seguridad social —vacaciones pagadas, atención médica, pensiones—, en una empresa establecida?
Desde luego que tenemos que ser generosos, faltaría más. Pero, caramba, esos mismísimos hondureños que atraviesan en estos momentos el territorio nacional ni siquiera se quieren quedar aquí. O sea, que responden con un desaire a la magnánima propuesta de que se afinquen, por lo pronto, en el Sureste, en espera de que comience la construcción del mentado Tren Maya y de que puedan comenzar a desbrozar con sus manos la selva chiapaneca.
México no es Honduras. Están mejor las cosas aquí, según parece. Pero, tampoco es Estados Unidos. Por lo tanto, quien huye del sufrido país centroamericano prefiere establecerse en el vecino país para ya no seguir sobrellevando las estrecheces del subdesarrollo ni conllevando las embestidas de la delincuencia ni aguantando los abusos de la injusticia. De plano, el pastel completo, nada de medias tintas, oigan.
Estamos hablando de un gran drama humano, nadie lo duda. El tema es que, al mismo tiempo, tenemos que definir dónde comienzan las responsabilidades de uno y terminan las del otro. Cuando te metes por la fuerza a una nación ajena no necesariamente mereces un obligado trato de favor. Es cierto que la desesperación lleva a los humanos a los más desorbitados extremos y también que no podemos responder con descarnada hostilidad al sufrimiento de los más desposeídos. Hemos hecho, entonces, lo que podíamos hacer. Hasta ahora, esto es. Cuando se aparezca Trump será otro asunto.
P.S. Prácticamente nadie habla de los trabajadores que construyen el NAICM. ¿Por qué deberían de perder sus empleos? El siguiente enlace es para apoyar su causa. ¡Juntemos más firmas que las de la amañada consulta!
https://chn.ge/2JbxvvE. M