ESTUDIO REALIZADO EN AUSTRIA DETECTA MICRORRESIDUOS EN HECES Los humanos tragamos plástico sin darnos cuenta
Expertos suponen que fueron ingeridos a través de productos del mar o agua embotellada; aún no determinan qué tan dañiño sea para la salud
Los microplásticos están presentes en la cadena alimenticia humana, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Médica de Viena y la Agencia de Medio Ambiente de Austria, el cual permitió detectar su presencia en las heces de personas que viven Europa, en Rusia y Japón.
Diferentes tipos de plástico fueron hallados en ocho voluntarios de este estudio piloto, presentado como una primicia mundial durante la 26 Semana de la Unidad Europea de Gastroenterología, que se realiza en Viena, Austria.
Durante una semana, cinco mujeres y tres hombres, de 33 a 65 años, residentes en Finlandia, Holanda, Gran Bretaña, Polonia, Italia, Rusia, Japón y Austria, anotaron lo que comían.
El tamaño de las muestras de plástico halladas en sus heces varía de 50 a 500 micrómetros, más o menos el espesor de un cabello. En promedio, los investigadores encontraron 20 partículas microplásticas por cada 10 gramos de heces.
Los científicos suponen que fueron ingeridos a través de productos del mar que los voluntarios comieron, pero también del agua de botellas, otras bebidas o también de alimentos envueltos en plástico.
El microplástico puede afectar la salud humana a través del tracto gastrointestinal, donde puede afectar la tolerancia y la respuesta inmune del intestino mediante la bioacumulación o ayudando a la transmisión de químicos tóxicos y patógenos.
La producción de plástico se ha disparado en la última década y suma hoy 348 millones de toneladas por año. Se cree que de 2 a 5 por ciento está en los océanos. Una vez que está en el mar, los plásticos son consumidos por los animales marinos y entran en la cadena alimenticia donde, en última instancia, es probable que los humanos los consuman.
Importantes cantidades de microplásticos se detectaron en el atún, la langosta y el camarón. Más allá de eso, es muy probable que durante varios pasos del procesamiento de alimentos o como resultado del empaquetado se estén contaminando con plásticos.
El investigador principal, el doctor Philipp Schwabl, encargado de presentar los hallazgos señaló: “Este es el primer estudio de este tipo y confirma lo que sospechamos hace mucho tiempo, que los plásticos finalmente llegan al intestino humano. En especial preocupa lo que esto significa para nosotros y, sobre todo, para los pacientes con enfermedades gastrointestinales. “Aunque las concentraciones plásticas más altas en estudios con animales se han encontrado en el intestino, las partículas microplásticas más pequeñas son capaces de pasar al torrente sanguíneo, al sistema linfático e incluso pueden llegar al hígado. Tenemos la primera evidencia de microplásticos dentro de los humanos y necesitamos más investigación para comprender qué significa esto para la salud humana”. Sin embargo, algunos expertos dicen que no es sorprendente hallar microplásticos en muestras humanas, además de que el estudio austríaco deja muchas preguntas sin responder. “El grupo de personas es en pequeña escala, nada representativo”, dijo el biólogo Martin Wagner, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega. También resaltó que el estudio no ha sido revisado en forma independiente y que los autores no han explicado las medidas para impedir la contaminación de las muestras. Además advierten que es demasiado pequeño y prematuro para sacar conclusiones. “Hemos detectado nueve tipos de plásticos diferentes”, indicó Bettina Liebmann, investigadora de la Agencia austriaca de Medio Ambiente. Los dos tipos más frecuentemente hallados son el polipropileno, usado en los tapones de botellas, y el plástico PET (sigla en inglés de polietileno tereftalato), presente en las botellas. Con el poliestireno (de las barquetas que son bandejas) y el polietileno (bolsas) representan más de 95 por ciento de las partículas detectadas. “No hemos sido capaces de establecer un vínculo creíble entre los comportamientos alimenticios y la exposición a los micropláticos”, según Philipp Schwabl, investigador de la Universidad médica de Viena, quien dirigió el estudio. Es posible que dichos residuos tengan efectos negativos en el tubo digestivo, por eso “son necesarias las investigaciones complementarias para evaluar los daños potenciales de los microplásticos para los humanos” concluyó el experto. M