El Juego 3, un histórico en GL
Nunca antes un juego de Serie Mundial había sobrepasado las 14 entradas... hasta anoche. Nunca antes, un juego de Serie Mundial había durado más de 5 horas y 41 minutos... hasta anoche.
Los Medias Rojas de Boston y los Dodgers de Los Ángeles fueron incapaces de definir el tercer encuentro, y al cierre de esta edición se mantenían empatados 2-2 al comienzo de la decimoquinta entrada.
En la parte alta de la tanda 13, Holt negoció pasaporte en seis pitcheos, llegó a segunda tras wild pitch y vino el desastre. Eduardo Núñez bateó una débil rola de frente al pitcher, quien corrió hacia la inicial donde le lanzó a Kiké Hernández, quien llegó al relevo defensivo, la pelota se le fue y ahí Holt se descolgó al plato con la anotación de la ventaja.
El juego que empezó con incertidumbre, terminó con un nuevo ídolo pero también se hicieron más evidentes las carencias de los Dodgers, sobre todo a la hora de batear, que los tienen hundidos en este Clásico de Otoño. Seis turnos en los que se fueron al primer pitcheo y no dieron hit (luciendo desesperados), un Manny Machado que no corrió inmediatamente cuando dio un batazo que pudo ser doblete, pero quedó en sencillo y no tocar la bola (Yasiel Puig) en la novena tanda cuando se embasó el primer bateador, son los pequeños detalles con los que los Dodgers se están enterrando.
El abridor Andrew Buehler puso siete ceros en la pizarra y parecía el protagonista de la noche. Hasta que Jackie Bradley se voló la barda en la octava para empatar el juego frente a los lanzamientos del cerrador Kenley Jansen. Ahí se acabó la historia del joven lanzador en la que parecía iba a ser su noche. Y ya todo quedó en manos del relevo y los bateadores, donde el primer error fue determinante.
Con esto, el Juego 3 de la Serie Mundial de 2018 pasará a la historia como el primero en 114 años en requerir más de 14 entradas.
El récord de Clásico de Otoño para el partido más largo en cuestión de innings de duración era de 14 entradas, y los equipos encargados de establecerlo fueron los Medias Rojas de Boston y los Robins de Brooklyn en 1916. En 2018, 102 años después, los patirrojos y los Dodgers (la misma franquicia de aquellos Robins del 16) volvieron a escribir historia, y lo hicieron en un duelo lleno de emoción, misma que, sin duda, fue digna del mejor Clásico de octubre.