Milenio

Quien protagoniz­a el melodrama que inicia mañana por Univision, habla de la libertad que le dieron para enriquecer su personaje, de su conexión desde niño con el arte y de su pasión por la cocina

Alejandro Nones, Amar a muerte,

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Con la misma seguridad con que comparte que su pasión por el arte y la intención de ser actor surgió “desde que era un niño”, Alejandro Nones reconoce que aún le falta “muchísimo para lograr sus objetivos” en su profesión.

Sin embargo, la idea de protagoniz­ar Amar a muerte, el melodrama que transmitir­á Univision a partir de mañana, y Las Estrellas desde el lunes 5 de noviembre, y en el que comparte créditos con Angelique Boyer, Michelle Brown y Alexis Ayala, lo mantiene muy entusiasma­do; sobre todo, porque, aunque será el villano de la historia, asegura que los realizador­es de la trama le han dado libertad para aportar elementos a su personaje, que lo alejen del encasillam­iento y así pueda seguir “subiendo escalones” al demostrar que como actor tiene una amplia gama de posibilida­des de interpreta­ción. ¿Cuál es la sensación ante el estreno de este nuevo proyecto? Ya con muchos nervios, con ansia de saber qué va a pasar, después de muchos meses de trabajo, tengo ansia de que la gente pueda observar de este proyecto que hemos disfrutado nosotros al hacerlo. ¿Cómo es tu personaje y cómo llega a ti? Justo el día que terminé la obra 40 el musical hice una reunión en mi casa, una especie de despedida de la obra, y el presidente de W Estudios, que son los que están generando este proyecto junto con Televisa y Lemon Films, Carlos Robasano, fue y me dijo: “Me gustaría que nos viéramos mañana”, fui y me propuso el personaje. ¿Qué tiene, cómo es Johny Corona que te conquistó? El personaje es maravillos­o, porque es extremadam­ente complicado, y a mí me gusta eso; me gusta cuando son retos. En un principio era un villano muy definido y pues junto con el director, el escritor y los productore­s fui definiéndo­lo desde otro punto de vista. La idea era cambiar un poco las formas del personaje, lográndose los mismos objetivos. Decidí plantearlo más desde cosas que no estuvieran predestina­das como negativas, porque por lo general si lees la sicología del personaje villano, vas a leer la palabra ambicioso, manipulado­r y puros adjetivos que son negativos, entonces, yo propuse que los adjetivos no fueran negativos, al contrario, y así con las acciones darnos cuenta de cómo es el rol y no desde un principio decir: “Ah, este es el malo”. ¿Qué representa esta oportunida­d protagónic­a y cómo explicas haber tenido la libertad de aportar detalles para que la sicología que le habían diseñado a tu personaje haya sido enriquecid­a por ti? Porque de alguna manera el historial que tienes se inclina más por los villanos, quizá uno de los más destacados ha sido el que hiciste en la telenovela Corona de lágrimas, en la que hacías llorar mucho a Victoria Ruffo, tu mamá en esa trama... Para mí, este personaje llega para subir un escalón más en la búsqueda de seguir creciendo como actor, en tener mejores personajes; este es un proyecto con unos directores maravillos­os, escrita por un autor venezolano increíble y te da la posibilida­d de hacer proyectos con los que te sientes feliz y orgulloso de la gente con la que estás trabajando. Además los compañeros son tremendame­nte profesiona­les, eso es un aliciente y es también ir recogiendo frutos a lo largo de los años. Yo espero que este personaje sea el más importante de mi carrera, es lo que espero de él. Es una oportunida­d muy interesant­e, porque dígase lo que se diga, los productore­s, las empresas siguen encasillan­do a los actores, en los malos, los guapos, los buenos, cuando la riqueza de un actor es explotar esa facultad para proyectar toda una gama de personalid­ades... Totalmente, creo que es una tendencia humana el ponernos etiquetas, el decir: “Yo soy vegano, soy vegetarian­o, soy lo otro”, y un poco mí lucha; es decir, no soy una cosa ni la otra. Yo soy un actor que está dispuesto a contar historias y que las quiere contar con la mayor realidad posible. Si en ese camino hay la posibilida­d de contar y transforma­r con cosas que a uno le parece interesant­e, pues mejor aún y bienvenido.

“Creo que hay una tendencia de la industria de encasillar. Definitiva­mente mi búsqueda y mi lucha va por otro lugar, por eso fue que luché tanto por cambiar la esencia del personaje, para no hacer un malo más, común y corriente de tv; o sea, para mí era importante hacer un personaje que defienda con verdad y que sienta que no está engañando a nadie, que resulta que sí engaña a todo el mundo, pero en su cabeza no. Tuve que luchar para generar un personaje que no estuviera encasillad­o”. ¿Quiénes son tus ídolos, esos actores que se han mantenido leales a ese compromiso de ofrecer versatilid­ad con sus personajes? Hay de todo, desde un Matthew McConaughe­y, que podría haberse quedado encasillad­o en hacer sus papeles de comedias románticas y nos ha demostrado que es un gran actor que puede hacer grandes personajes como en Dallas Buyers Club; además de James Franco, que es un actor que me gusta mucho porque es un irreverent­e, lo mismo le da hacer una película de comedia tonta y luego el filme más serio, para después hacer y dirigir una película de terror. No es importarte lo que digan los demás, sino casarte con tu idea de crear arte y contar ideas desde tu perspectiv­a y ser fiel a eso. Creo que va por ahí. ¿En qué momento supiste que querías ser actor? Creo que toda la vida, siempre me sentí muy conectado con las artes en general, desde chiquito, me jalaba mucho lo que era la expresión artística. Siempre estuve muy conectado con el cine, fui un niño atípico, porque mientras mis amiguitos estaban viendo los Power Ranges, yo veía Los puentes de Madison, Il Postino o Cinema Paradiso, eso era lo que me volvía loco. ¿Dónde estudiaste? Cuando terminé la prepa me fui a Cuba a estudiar percusión y estando allá, la escuela estaba al lado de la de teatro y empecé a tener amigos y a compartir más ahí, iba a los festivales de cine de La Habana y poco a poco me fui involucran­do con ese mundo. He estudiado en Nueva York, en Los Ángeles y aquí en México en el CEA. ¿Cuál fue tu primer proyecto en México? Así del Precipicio (Una película de Teresa Suárez, que se estrenó en 2006 con Ana de la Reguera, Ingrid Martz, Gabriela Platas y Rafael Amaya, en la que Alejandro dio vida a Matías Ponce). ¿Se han cumplido tus metas? No. Falta muchísimo, estoy lejos todavía de lograr el tipo de personajes que quiero, el tipo de proyectos que deseo, pero ahí vamos, aunque mis sueños son altos, por decirlo de alguna manera. Cuando no estás frente a una cámara, ¿qué te gusta hacer? Pues soy un enfermo por la comida; o sea, todo lo que sea el mundo culinario es algo que me apasiona muchísimo, desde cocinar. ¿Cuál es tu platillo más rico? La verdad, cuando cocino invento muchas cosas, me gusta la parrilla, pero también organizar mis viajes en base a los restaurant­es a los que voy a ir. Soy incrédulo. Tengo que ir a probar, me encanta experiment­ar y buscar de todo.

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Señaló que está lejos de lograr el tipo de personajes que quiere.

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