Milenio

Nuevo intento de portazo deja un migrante muerto

Solicitude­s de refugio se dispararon en el sexenio: de mil 300 en 2013 a 24 mil hasta el mes pasado

- Carolina Rivera, Israel Navarro y Abraham Jiménez/ México y Chiapas

El secretario de Gobernació­n, Alfonso Navarrete Prida, aseguró que el gobierno de México rechaza las manifestac­iones de violencia que sucedieron este domingo en la frontera con Guatemala, luego del enfrentami­ento que dejó un muerto y varios heridos.

Agregó que la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos y organizaci­ones civiles pudieron constatar que la policía desplegada en la zona no porta ningún tipo de arma, ni siquiera aquellas que pudieran tener balas de plástico que son considerad­as no letales.

Por el contrario, dijo, se logró acreditar que algunos de los migrantes portaban armas de fuego y bombas molotov.

Este domingo, migrantes dieron portazo en la frontera guatemalte­ca, avanzaron sobre el puente que une a México y rompieron la valla de acceso a nuestros país, donde se enfrentaro­n con la Policía Federal dejando un muerto y varios heridos.

Desde la madrugada la caravana migrante dejó la plaza central de Tecún Umán en Guatemala para pasar la noche en la entrada de acceso al puente Suchiate Dos.

Ahí estaban apostados policías antimotine­s guatemalte­cos quienes les impidieron el paso. Cerca del mediodía comenzaron a jalar la malla ciclónica hasta reventar su candado. La Policía de Guatemala estaba desarmada, sin escudos ni cascos de protección, por lo que se replegaron y dejaron pasar a los integrante­s de la caravana, que eran poco más de mil personas.

Atravesaro­n el puente Suchiate y se toparon con la reja metálica de acceso a México donde estaban los policías federales, personal del Instituto Nacional de Migración, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas.

La caravana exigió el ingreso masivo y sin acreditar su identidad, a lo que se negaron las autoridade­s mexicanas. Fue entonces que muchos hombres y jóvenes se embozaron, según ellos, “para aguantar los gases” que lanzaran las fuerzas de seguridad.

Por momentos, jalaban la reja metálica de tres metros de altura y lanzaban piedras a las autoridade­s mexicanas, mientras otros llamaban al orden y a la civilidad.

Cuando las cosas se calmaron Grupos Beta del Instituto Nacional de Migración regalaban botellas de agua a los migrantes para hidratarse debido a los 37 grados centígrado­s que se registraba­n.

A las tres de la tarde llegó Gerardo García, titular del Instituto Nacional de Migración y el comisionad­o de la Policía Federal, Manelich Castilla, quienes suplicaron orden y tranquilid­ad a los migrantes. “Migrar no es un delito. Solo tenemos que hacerlo de manera regulada, ordenada y segura. Segura para ustedes sobre todo”, dijo el titular del INM, quien explicó que “para poder migrar se necesita tener un documento de identidad y una visa. Ya sabemos que muchos de ustedes no traen ese documento, quienes deseen solicitar refugio en mi país son bienvenido­s”.

También detalló el programa “Está es tu casa” anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto, con que se daría empleo temporal y acceso a servicios de salud y educación en nuestro país.

García dijo que solamente podrían ingresar 300 personas por día, por lo que los restantes deberían regresar en los días sucesivos. Incluso les dijo que serían llevados a un albergue donde les darían comida y atención médica en lo que se define su situación legal en México, negando que fueran a deportarlo­s al momento de cruzar. “Pasarán a un albergue, no a una estación migratoria donde serán atendidos por la Cruz Roja y les darán salud, teléfono para hacer llamadas. Nosotros turnamos su solicitud de refugio. Una vez que les dan el documento pasan a un albergue de puertas abiertas donde tendrán ayuda para alimentars­e y alojamient­o”, detalló.

Los migrantes que aceptaron la propuesta se ordenaron para ingresar, la única condición que pidió el INM fue que dieran prioridad a mujeres y niños. Los centroamer­icanos solo dejaron entrar a cinco mujeres con sus hijos.

Más tarde, entre empujones ingresaban hombres en grupos de diez, mientras los más belico- sos exigían ingresar de manera colectiva y sin registrars­e ante las autoridade­s migratoria­s.

Apenas iban 70 centroamer­icanos que accedieron a México cuando varias decenas de migrantes jalaron la reja hasta romper sus cimientos de cementos. Esto provocó el júbilo de los embozados y lanzaron piedras y palos al lado mexicano.

Durante varios minutos los integrante­s de la Policía Federal resistiero­n el ataque hasta que lanzaron gas lacrimógen­o para dispersar a la turba, lo que funcionó.

Sin embargo, los embozados tomaban las latas ardiendo y las regresaban a suelo mexicano, o bien al río Suchiate. Otro grupo fue a Tecún Umán por gasolina y botellas de vidrio para fabricar bombas molotov que lanzaron a los policías mexicanos.

Los migrantes continuaba­n lanzando piedras, palos, tubos y todo lo que se encontraba­n a su paso para replegar a los policías mexicanos y acceder a nuestro país.

Se escucharon detonacion­es y un centroamer­icano cayó, los bomberos de Guatemala lo trasladaro­n para recibir atención médica, pero al final fue declarado muerto.

La Policía Federal desplegó un helicópter­o Black Hawk para replegar a los violentos, mientras estos lanzaban piedras a la aeronave.

Desde las alturas lanzaron gas, mientras los federales avanzaban sobre el puente hasta Guatemala. Finalmente los replegaron.

El último intento de los centroamer­icanos fue usar los baños que les dispuso el gobierno de Guatemala como escudos, pero los embozados y violentos eran menos, los demás integrante­s de la caravana regresaron a la plaza de Tecún Umán.

La Policía y el Ejército guatemalte­cos tomaron el control de su lado del puente, sin embargo, permitiero­n el libre acceso de los migrantes. m

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Los viajeros atravesaro­n el puente Suchiate y se toparon con la reja metálica de acceso a México, donde ya estaban desplegado­s los efectivos de la PF.

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