Día de Spectre
En el neoliberalismo las tradiciones tienen precio, y entre más rápido se vendan menos se devalúan. El Día de Muertos era emblemático de nuestra identidad, hasta que llegó James Bond, el agente 007 y su largometraje publicitario en el que está a la venta, desde su ropa interior a la Catrina de Posada y los Tzompantli. Lo más barato, por supuesto fue nuestra Cultura. La falsa valentía ante la muerte del folclor patrio le dio el toque exótico al
del espionaje ultra macho y sexual, ir a los tacos de canasta en un Aston Martin, y ser la escenografía de una película serie B es el El agente 007 y su equipo de aterrizaron sobre los tejados del Centro Histórico y mataron el Día de Muertos, ahora la misión imposible es recuperar la verdadera tradición enterrada por el Presumiendo ofrendas neoliberales, hacemos desfiles imitando la película, los maquillajes y disfraces, toda la parafernalia es un de bajo presupuesto y sin espías inmortales. Las autoridades culturales encargadas de fomentar las fashionistas tradiciones originales deberían invitar famosos para que desfilaran y volver a darle proyección internacional. Los alebrijes contemporáneos ya parecen Transformers, es muy refrescante que la Catrina y los nuevos disfraces sean un sincretismo entre carnaval brasileño, Frida Kahlo y Halloween. Despojada de su sentido trágico prehispánico se murió nuestra tradición pero nació otra, eso está muy bien, tal vez sea necesario que los creativos de la industria del entretenimiento reinventen toda nuestra Historia y sea apreciada por el público invitando a replantear su identidad. Somos más mexicanos vistos por los extranjeros que por nosotros mismos, como las caricaturas de Speedy Gonzales o los narcos de los de cine y televisión. Eso pasó con Frida, hasta que Madonna desató la fridamanía nadie se paraba por la Casa Azul que estaba casi en ruinas, hoy es como ir a Taco Bell. La reactivación patriótica podría contratar al equipo de y remasterizar todas nuestras tradiciones, símbolos patrios y desfiles, con una nueva versión de nosotros mismos, más colorida y vendible levantarían el tan deprimido espíritu nacionalista. La Madre Patria encarnada por una Chica Bond, convertir, ya por fin, en parque temático las zonas arqueológicas, con áreas de y demás atractivos turísticos. En los murales sustituir el rostro de alguno de nuestros próceres por la cara del heroico 007 que vence a los malos, y siempre anda bien vestido, renovándolo con cada En esta visión más optimista tendríamos el aliento para alcanzar el estatus de ser el del primer mundo.