Ana María Olabuenaga
“La nueva consulta es una mezcla de retórica, persuasión y propaganda”
¿Será que alguien me esté leyendo? Esta es una pregunta retórica. Está lanzada así, al aire, sin esperar respuesta. Y es retórica porque pertenece a esa disciplina que, a través del lenguaje, busca persuadir al otro. En este caso, a aquel que me lee para que me siga leyendo. ¿Seguirá el que me lee, leyendo?
También existen las preguntas de las que se sabe la respuesta: ¿quiere que los calcetines de sus hijos sean los más limpios y blancos del colegio?, ¿quiere una sonrisa más hermosa?, ¿quiere que se le deje de caer el cabello? Estas, además de retóricas, son fórmulas de publicidad y propaganda.
La nueva consulta nacional sobre los 10 programas prioritarios es una mezcla de todo ello: retórica, persuasión y propaganda. Lo cual, a final de cuentas, es lo mismo, porque persuasión es lo que busca la propaganda. Y esto es precisamente lo que resulta notable y digno de subrayar: lograr que un instrumento de consulta sea además una herramienta persuasiva es una idea genial.
Si usted es una buena persona no hay manera de que conteste NO a ninguna. Así como las mamás no pueden contestar que prefieren sucios los calcetines de sus hijos.
Inténtelo ahora con esta síntesis. Van las 10 preguntas del SÍ.
1. ¿Quiere que se fomente la economía y el turismo? 2. ¿Quiere que se reactive la economía del Istmo de Tehuantepec y Oaxaca? 3. ¿Quiere que se produzca gasolina? 4. ¿Quiere que se planten árboles y se creen empleos? 5. ¿Quiere que se ayude a los viejitos y más a los viejitos indígenas? 6. ¿Quiere que se les dé becas a los jóvenes que no tienen oportunidades? 7. ¿Quiere que se beque a todos los estudiantes de secundaria? 8. ¿Quiere que se pensione a las personas que tienen alguna discapacidad? 9. ¿Quiere atención médica y medicinas? 10. ¿Quiere cobertura de internet gratis?
El trazo del ejercicio demoscópico es impecable. La primera pregunta desecha la consideración del Tren Maya, porque al asegurar que este fomentará la economía y el turismo, la pregunta ya no es sobre el Tren, es sobre el desarrollo: ¿quiere que progresemos? Y la última es un broche de oro: ¿lo quiere gratis?
La publicidad de gobierno es una disciplina menospreciada. Nadie detiene su vida por verla, es más, la gente hace su vida sobre ella: prepara la cena sobre ella, se lava los dientes sobre ella, acuesta a los niños sobre ella. Nadie quiere escucharla, nadie quiere verla. He ahí la genialidad de la idea.
Lograr que el público elector lea un folleto publicitario de gobierno es ya una hazaña, pero la consulta logrará varias cosas más.
Primero, la convocatoria y la discusión alrededor de las preguntas dará oportunidad para que se genere lo que se conoce como publicity, es decir, mucha publicidad y propaganda gratis.
Segundo, la convocatoria hará sentir importante al público elector, porque está siendo llamado a dar su opinión, porque tiene la oportunidad de cruzar el SÍ.
SÍ._ Por último y, quizá lo más poderoso de la idea, siendo que hay un casillero que dice NO, construirá la duda “razonable” de que alguien sería capaz de votar por ese NO. De que hay adversarios. De que son insensibles e insensatos. De que se debe seguir en pie de lucha y que, de ser llamados a esa lucha, la respuesta es
El ejercicio construirá la duda de que hay adversarios, que son insensatos