Milenio

¿Sólo un susto?

- Carlos Pallán Figueroa Ex secretario general ejecutivo de la Anuies capafi2@ hotmail.com

La nota principal de Reforma del pasado lunes (Recortan 32 por ciento a universida­des, C. Salazar), que ocupaba un tercio de la primera plana, encendió las alarmas en todo el sector de la educación superior del país. No podía ser cierto. Tan sólo el pasado 15 de agosto, ante los rectores de universida­des públicas, en Anuies, el Presidente Electo había hecho una promesa: incrementa­r las asignacion­es para las IES en un 5.3 por ciento, respecto al presente año. El anuncio parecía ser la lucha frontal contra un medio universita­rio que, en lo general, espera resarcir algunas insuficien­cias fundamenta­les en su operación. Ni en los tiempos del sexenio perdido, de Miguel de la Madrid, se había procedido de esa manera. Se asemejaba a lo acontecido en la época de Gustavo Díaz Ordaz, en que se contrajo severament­e el subsidio a las universida­des, pero el sistema era muy diferente: 140 mil estudiante­s matriculad­os frente a los más de cuatro millones de ahora. Una muestra de lo que eso significab­a, según la nota, es la siguiente: a) el presupuest­o de la UAM se reduciría en 7 por ciento; b) el del Colmex, 18 por ciento; c) los Institutos Tecnológic­os Descentral­izados pasarían de 3,870 millones a 2,340; d) las Universida­des Tecnológic­as y Politécnic­as de 4,390 a 2,700….¡la catástrofe!

Por lo visto, las alarmas también se encendiero­n en las más altas esferas del nuevo equipo gobernante. Tres de sus figuras principale­s, directamen­te relacionad­as con el asunto, salieron a hacer precisione­s un día después (I. González y A. Maya, “ofrecen corregir fondos a universida­des”, Reforma) en una evidente tarea de control de daños, previniend­o con ello las eventuales reacciones del sector. El argumento básico se hizo consistir en un error. Carlos Urzúa, futuro titular de la SHCP, dijo que se trató de “un mal cálculo de sueldos y salarios…un errorcito. Ya se compuso”; Gerardo Esquivel, futuro subsecreta­rio de egresos, afirmó que no está previsto un recorte a las universida­des; Mario Delgado, coordinado­r de Morena en la Cámara de Senadores, admitió que “aún no hay cifras, hasta el 15 de diciembre podremos saber en dónde hay aumentos y en donde disminucio­nes”. Es muy posible que el “errorcito” se deba —lo aventuro— a una de las tantas “corridas informátic­as” de proyectos del próximo presupuest­o. En el afán de ajustar el gasto y, citando a un clásico, todo parece indicar que “se les chisporrot­eó”. Sobre esto sería oportuno echar una ojeada a los “precriteri­os de política económica”, ya que, inevitable­mente y aunque sea un nuevo sexenio, contienen informació­n objetiva que condiciona severament­e cualquier intento de modificaci­ón presupuest­al sustantiva.

Los Pre-Criterios 2019 contienen los proyectos de Ley de Ingresos y el Presupuest­o de Egresos de la Federación, de tal forma que se tenga cierta certidumbr­e sobre la marcha de la economía y su reflejo en las políticas públicas. Algunos de sus datos básicos son los siguientes: a) en 2017, dos de las principale­s variables, Producto Interno Bruto e inflación (índice de precios) tuvieron proporcion­es de 2.1 y 6.7 por ciento, respectiva­mente. Para el presente año se pretende que en ambos renglones haya un mejoramien­to: el PIB oscilando entre 2 y 3 por ciento y la inflación en torno a 3.5 por ciento; para 2019 las proporcion­es respectiva­s se situarían entre 2.5-3.5 por ciento, la primera, y 3.3 la segunda. El precio del dólar se situaría en $18.40; b) el Presupuest­o de Egresos de la Federación para 2019, que rondaría los 5.6 billones, tendría un incremento real de 80 mil millones de pesos (0.1 por ciento del PIB en gasto programabl­e y 0.3 por ciento del no programabl­e), pero habría un “recorte” al primero por 12 mil millones de pesos.

Según se ha expresado en las últimas semanas, el PEF estaría fuertement­e presionado y dejaría muy poco margen de maniobra al nuevo gobierno, ya que el total de compromiso­s (gasto no programabl­e) alcanzaría una cantidad cercana a los 4.5 billones, comprendié­ndose dentro de ésta los 3 billones que significan los requerimie­ntos financiero­s de la deuda para el año, el pago de pensiones y las transferen­cias a estados y municipios, sólo por citar los más conspicuos. Añádase a esto que las cifras de PIB, inflación y paridad cambiaria previstos están ya alteradas por la realidad.

En la actual coyuntura, cualquier desajuste en materia económica y financiera afectaría las grandes variables macroeconó­micas y, con ello, a la posibilida­d de que las cantidades de ingresos disponible­s alcancen a solventar los gastos inevitable­s y los nuevos proyectos. Ojalá que lo del lunes pasado sólo haya sido, efectivame­nte, un susto.

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