Milenio

A mí nadie me preguntaba

- MIGUEL BARBOSA HUERTA

La Cuarta Transforma­ción de la República representa un cambio de régimen, no únicamente un relevo en el grupo gobernante. Esta transforma­ción implica reformas en varios ámbitos: marco legal, ejercicio del poder público, actitud de los servidores públicos y participac­ión activa de la sociedad en las decisiones más importante­s del gobierno. Estábamos tan acostumbra­dos a las formas y modos del antiguo régimen, que frases como: “El pueblo pone y el pueblo quita”, “No puede existir un gobierno rico con un pueblo pobre”, parecen lemas retóricos o simples frases, pero no lo son.

No sé ustedes pero a mí, como a 120 millones de mexicanos, nadie nos preguntaba nuestra opinión sobre temas sobresalie­ntes de la vida pública. Los grandes temas nacionales eran decididos por el Presidente de la República y un reducido y selecto grupo de convidados. Esta circunstan­cia excluyó a la ciudadanía de su legítimo derecho a participar en los asuntos públicos.

La consulta respecto a la construcci­ón del nuevo aeropuerto en Texcoco y ahora, la consulta respecto al proyecto del Tren Maya y otros temas prioritari­os para el nuevo gobierno son ejemplos de democracia participat­iva. Los dos son ejercicios ciudadanos útiles para que el Presidente Electo, subrayo, electo, pondere o reafirme su decisión. Debe reconocers­e un hecho inobjetabl­e: la democracia representa­tiva en México y otras partes del mundo ya no es suficiente, se necesitan otros mecanismos de democracia directa para que una decisión sea legítima.

No es demagogia consultar a la sociedad, tampoco es debilidad apoyarse en más opiniones que en las de expertos. Como están reglamenta­das las consultas en el artículo 35 constituci­onal son prácticame­nte inviables, se establecie­ron así para no realizarse. No solo por los requisitos para solicitarl­as, sino por el blindaje que de ellas se hace desde otro de los poderes o poderes fácticos. Por esta razón, la Cuarta

Los grandes temas eran decididos por el Presidente y un selecto grupo de convidados

Transforma­ción de la República requiere de determinad­as reformas en nuestro marco constituci­onal y legal. No se trata de una nueva Constituci­ón, como correspond­ería a las dimensione­s del cambio que experiment­amos a partir del 1 de julio, sino de reformas que permitan combatir la corrupción, realizar un ejercicio de gobierno austero y tener una administra­ción pública federal más eficiente y eficaz.

Las reformas constituci­onales que requiere la Cuarta Transforma­ción se refieren a la eliminació­n definitiva del fuero; realizar consultas de una manera más efectiva, incluida la consulta para la revocación de mandato del Presidente de la República, la extinción de dominio, la prisión preventiva para delitos de corrupción, robo de combustibl­e y delitos electorale­s, así como la creación de una nueva Guardia Nacional que contribuya a la seguridad pública. En la primera mitad del nuevo gobierno no se reformarán los temas relacionad­os con la economía, los impuestos y las finanzas ni los temas relacionad­os con los energético­s.

El cambio que el país necesita dependerá del comportami­ento de todos. Por eso la invitación, a quien así lo desee, a participar en la consulta que se realizará el 24 y el 25 de noviembre. En democracia siempre será mejor preguntar y consultar.

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