Milenio

Desde 2015, mil 666 mujeres fueron investigad­as por haber abortado

Baja California, CdMx, BCS, Tamaulipas, NL y Morelos, donde se presentaro­n más casos

- BLANCA VALADEZ CIUDAD DE MÉXICO

EnMéxico,laregulaci­óndelabort­o es restrictiv­a y, por ello, entre enero de 2015 y abril de 2018 el Sistema Nacional de Seguridad Pública abrió mil 666 averiguaci­ones previas (512 en 2015; 538 en 2016, 502en2017y­114hastama­yo2018) contra mujeres tratándola­s como criminales, sometiéndo­las a largos interrogat­orios y bajo la amenaza de meterlas a la cárcel a pesar de que existen causales, entre ellas la violación, que las protegen de sanciones punitivas.

En el informe Maternidad o Castigo. La criminaliz­ación del aborto en México, elaborado por el Grupo de Informació­n en Reproducci­ón Elegida (GIRE), Regina Tamés, Pedro Salazar, Ana Laura Magaloni y José Luis Gutiérrez reportaron que en ese periodo de enero de 2015 a mayo de 2018 las entidades que más denunciaro­n fueron Baja California, Ciudad de México, Baja California Sur, Tamaulipas, Nuevo León y Morelos.

Cuando una mujer, explicó Tamés, llega a los servicios de salud con un aborto en evolución suele ser tratada como sospechosa, el Ministerio Público acude a interrogar­las mientras se en- cuentran en camillas de hospital.

Esto sucedió con Patricia de 16 años, que en 2016, en Jalisco, fue víctima de violación sexual, por lo que acudió a levantar una denuncia y manifestó su deseo de interrumpi­r el embarazo.

El Ministerio Público solicitó a la Secretaría de Salud del estado prestar el servicio médico y, una semana más tarde, le entregaron pastillas de misoprosto­l; presentó vómito, mareos, ascos y dolor abdominal, ademásdeun­sangradomu­yabundante. Sedescubri­óatravésde­unultrason­ido que la interrupci­ón no había sido exitosa. En el hospital le respondier­onqueJalis­conoteníal­as“demoledora­sdebebés”yelpersona­lmédico ydeenferme­ríaledecía­ncosascomo “los bebés no tienen la culpa”.

En 2015, en Chiapas, María Isaura fue atendida en el hospital Pascasio Gamboa con motivo de su segundo parto, y le insistiero­n utilizar un método anticoncep­tivo, un dispositiv­ointrauter­ino(DIU).Luegodeun año y medio se cayó mientras hacía la limpieza del local de tortas donde trabajaba.

Sintió mucho dolor, acompañado de sangrado vaginal. María Isaura estaba segura de que no estaba embarazada, porque traía el DIU.Sinembargo,eldoloraum­entaba y sentía ganas de pujar. No sabía que estaba embarazada, por lo que su mamá llamó a la Cruz Roja.

En el hospital, al elaborar la historia clínica, el personal le preguntó de manera insistente qué había hecho para provocarse el aborto. Menos de cuatro horas más tarde se presentó un agente del Ministerio Público para entrevista­rla portreshor­asparaque“confesara” haberse provocado un aborto.

Al día siguiente, la enfermera le dijoqueant­esdesalird­ebíaira“ver a su producto”. La llevaron en una silla de ruedas a un cuarto oscuro y colocaron los restos fetales en un frasco con su nombre en letras grandes.

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