Tenedores de bonos rechazan oferta
Apesar de que la segunda oferta de recompra de los bonos para financiar el NAIM fue mucho mejor que la primera, la mayoría de los tenedores la rechazaron. La nueva oferta tiene algunas condiciones de mejora importantes; la primera es que la recompra de los mil 800 millones de dólares sería a la par, es decir, que los que acudieran a ella no enfrentarían ninguna pérdida; a diferencia de la primera oferta que se haría porsubasta,enéstaseestablecíaquesihabíamásvendedores que el monto asignado de mil 800 millones de dólares, la recompra se distribuiría a prorrata. En la primera oferta a los tenedores de los 4 mil 200 millones de dólares restantes se les otorgaba un premio —porúnicavez—de75puntosbase, yenlaúltimaoferta éste se subía a 1 por ciento, o sea 100 puntos base.
Otro cambio significativo es que se mejoraba la garantía para los 4 mil 200 millones que quedarían vigentes; la mejora en la garantía consiste en que el TUA del Aeropuerto Benito Juárez siempre tiene que ser 1.75 veces mayor al servicio de la deuda. Con objeto de que el TUA del Benito Juárez no se deteriore, el incremento de la garantía se tiene que mantener a pesar de que se pueda abrir un nuevo aeropuerto en un radio de 70 kilómetros alrededor del Benito Juárez, lo mismo sucederá si el Aeropuerto de Toluca incrementa sustancialmente el número de pasajeros.
No cabe duda de que estas condiciones son mucho mejores que las de la primera oferta de recompra; sin embargo, los tenedores actuales de los 6 mil millones de dólares en bonos consideran que el gobierno mexicano debería de recomprar ciento por ciento de la emisión, toda vez que fue su decisión (la del gobierno) cancelar el proyecto del nuevo aeropuerto y los tenedores alegan que no tienen por qué aceptar las nuevas condiciones que quiere imponer el gobierno mexicano. Desafortunadamente, de acuerdo a la experiencia de negociaciones parecidas a las que enfrenta México, nuestro gobierno lleva todas las de perder y es muy probable que la solución tenga que ser la que buscan los tenedores de los bonos, que es que se recompre ciento por ciento de la emisión.
Lo que resulta ridículo es que con el fin de evitar que los tenedores actuales de los bonos exijan que se amortice ciento por ciento de la emisión, por cuestiones técnico legales, el gobierno mexicano tenga que seguir invirtiendo en un aeropuerto que nunca va a ver la luz del día; es decir, a diario se tiran a la basura cientos de millones de pesos que nos va a costar pagar a todos los mexicanos. En virtud de lo anterior, lo más conveniente para el país es terminar con este asunto aunque la solución sea tener que amortizar los 6 mil millones en bonos tantas veces mencionados.
La única remota esperanza de que esto pueda mejorar es que el Presidente reconsiderara su decisión, misma que hoy es la causante de la mayor parte de la incertidumbre que los inversionistas tienen sobre las acciones del nuevo gobierno y del futuro económico de México.