“La Corte requiere de jueces capaces y con una trayectoria que los avale”
El Presidente envío al Senado la terna para elegir a quien sustituirá a la ministra Margarita Luna Ramos. Que sean tres mujeres es un buen comienzo. Pero las dudas surgieron de inmediato. Dos de ellas, Celia Maya y Loretta Ortiz, formaron parte de la terna anterior y tienen probada militancia en Morena. Y sobre la tercera, Yasmín Esquivel, se ha levantado una tolvanera de suspicacias, aunque tiene una amplia trayectoria profesional.
Para entender el asunto revisemos el contexto. La Suprema Corte de Justicia resuelve los conflictos entre poderes, define el contenido de los derechos fundamentales y tiene la última palabra sobre el significado de la Constitución. Su legitimidad no procede del voto, sino de su conocimiento experto y su desempeño imparcial. Por ello tenemos un procedimiento de designación complejo: participa el Presidente, quien integra una terna, y el Senado quien elige por mayoría calificada. Un ministro dura en su encargo 15 años, y por ello trasciende las fronteras de un sexenio.
Por la actual configuración política del Ejecutivo y el Congreso, la Corte tiene un papel crucial en el equilibrio y preservación de la división de poderes. Es un contrapeso indispensable para la salud de la República.
López Obrador tiene razón cuando afirma que no existe impedimento jurídico para que militantes de un partido político sean postuladas a la Corte. El problema, como lo hemos sostenido durante años, es de orden político y aun ético. En el fondo subyace cuál es la concepción que se tiene de un tribunal constitucional.
Creo que la Corte requiere de jueces técnicamente capaces y con una trayectoria que avale autonomía, conocimiento y responsabilidad. Subrayo que resulta absolutamente crucial la percepción de independencia que se tenga
@slayllon
La Corte requiere de jueces técnicamente capaces y autónomos
tanto de la Corte como de cada uno de los ministros. De ella depende su capacidad de actuar eficazmente como juez de última instancia.
No existen candidatos “químicamente puros”. Las y los ministros integran un órgano colegiado en la que convergen una pluralidad de visiones sobre el país. La construcción de las ternas es un ejercicio complejo donde hay balances delicados. Por ello, no basta que el presidente exprese que las candidatas tienen mérito propio. Sería necesario que argumentara, de manera clara y convincente, por qué considera que son idóneas. Esto es particularmente importante porque una de las integrantes, Celia Maya, demostró durante su comparecencia previa que está muy lejos de tener el perfil que se requiere. Por su parte, el escrutinio del Senado no debería ser una mera formalidad, sino un ejercicio riguroso y transparente que permita evaluar la idoneidad de las candidatas con base en sus méritos, trayectoria y autonomía. La legitimidad de los nombramientos –y en el largo plazo de la Corte– depende de este ejercicio donde la forma es fondo.