A la palabra
La comparecencia en comisiones del Congreso del almirante Ojeda Durán, la semana pasada, es para tomársela en serio, porque puso el tono para lo que sigue: llamó al orden a los diputados, criticó a los gobiernos anteriores, afrentó a las policías municipales, a la Policía Federal, y puso en su lugar a todos.
“Para mí a veces resulta ofensivo”, dijo, que se hable de militarización: “Nosotros no permitiríamos una militarización, porque somos institucionales, democráticos. No somos políticos, pero somos ciudadanos...”. Disciplinadamente, reproduce la retórica del Presidente, ante la crítica recurre a la extorsión sentimental (¡nosotros no somos así!). En los últimos 40 años levantamos un complicado aparato institucional para superar la desconfianza que inspiraban los políticos, todos. La novedad, acaso la más notable, del nuevo gobierno es que nada de eso haga falta. Del Presidente abajo, para todo, piden crédito a la palabra –y se les concede con una alegría que podría ser divertida (salvo que no es).
A continuación, disciplinado también, cargó contra los gobiernos anteriores: “Nos aventaron a esas batallas sin ningún entrenamiento ni nada por el estilo y hemos ido aprendiendo. Nos ha costado vidas... pero ustedes pueden constatar que estamos dando solución a los problemas”. Para no ser político, hace política con un desparpajo muy llamativo. Habría sido muy interesante que hubiese entrado en detalles, y que hubiese explicado muy por lo menudo cuáles son exactamente los problemas a los que están dando solución. Pero es fácil que se pase por alto lo más significativo del párrafo: cuando dice que “nos ha costado vidas” habla de nosotros, los militares y marinos –y frente a nosotros, fuera, están “ellos” (y sus muertos).
Lo dijo alto y claro: No habrá militarización. Dijo, eso sí, que “ninguna policía puede funcionar si no tiene disciplina militar”. Y que por eso se quiere crear la Guardia Nacional con entrenamiento militar, jerarquía militar y estructura militar, con disciplina militar y mando operativo militar. La idea que tiene de las funciones de la policía es alarmante. Y no queda claro, cuando dice que no se va a militarizar, qué exactamente es lo que no se va a hacer. El general Sandoval González hizo un elogio parecido de la disciplina militar. Pero escogió como ilustración un ejemplo muy curioso; dijo que “muchos soldados duermen en el piso y comen lo que pueden porque tienen disciplina”. Desde luego, si hace falta, cualquiera duerme en el piso, y come lo que puede, pero con la imagen se quiere evocar algo en el repertorio simbólico de nuestro sentido común –y no me queda claro qué sea.
Para quien tuviera dudas, señaló con claridad el límite de la autocrítica: “Tenemos a muchos elementos en las cárceles por cometer errores”. No son delitos. Torturas, asesinatos, desapariciones: errores. Pero los jueces no entienden. Tampoco los diputados: “nosotros sentimos el pulso de la sociedad, y más que ustedes”. Ellos que son pueblo, que duermen en el piso, que han puesto los muertos.
Dicen las crónicas que los diputados de Morena se dejaban las manos aplaudiendo.
Ojeda Durán dijo que ninguna policía puede funcionar si no tiene disciplina militar