Milenio

Nuestro viejo Oeste

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA @acvilleda

El capitalino de a pie percibía quizá hasta hace un par de años, en medio de las inclemenci­as de la espiral de violencia nacional, que ejecucione­s masivas, colgados de puentes con narcomanta­s, asaltos de comandos a restaurant­es o bares para eliminar un cliente, descabezad­os y otros excesos del crimen pasaban en nuestro “viejo Oeste”, es decir, las plazas que el argot designa “calientes” y en las que Ciudad de México no figuraba.

No porque nos faltaran episodios delincuenc­iales de alto calibre, como los levantados del Soho, los secuestros sin freno en todos los niveles, asaltos a mano armada a diario en el transporte público y robos de autos o en joyerías, además de capítulos como el asesinato de un presunto dealer en un bar de la Condesa. Las autoridade­s lo resumían como, acaso ,“riñas den ar comen u distas ”.

Un aumento de la violencia que dista de acercarse al caso México desembocó en Italia en una ley, aprobada por los diputados en espera de su ratificaci­ón senatorial a finales de marzo, que refuerza una ya existente sobre el uso de armas de fuego en legítima defensa y bastará con que la víctima crea que un intruso amenace con usar la propia para abatirlo.

Los opositores a esa norma alegan que es un regreso al“viejo Oeste” y argumentan con no pocarazón que la defensa personal está bien, pero es el Estado mediante las fuerzas del orden el que debe cuidar

De “puro narcomenud­eo” a los cárteles de Tepito y Tláhuac

al ciudadano, no ponerle una pistola en la mano para que él se proteja, con las consecuenc­ias que una situación así desata, como la proliferac­ión de fusiles y el peligro que supone para niños y adolescent­es. Las tragedias en colegios gringos son un ejemplo brutal.

Cuando despertamo­s de la cruda electoral, es decir, de las campañas, la elección, la transición, la toma de posesión y los primeros 100 días, no cabía duda de que la capital era ya territorio del viejo Oeste. Mientras se debatía nuevo aeropuerto, Guardia Nacional, AMLO en la boleta 2021 y cierre de llave a las ONG, el crimen organizado ha perdido el temor e importó sus prácticas asesinas.

Pasamos de “puro narcomenud­eo” a la identifica­ción fuera de duda de por lo menos dos cárteles, el de Tepito y el de Tláhuac, ambos chilangos-chilangos, con capos de quien se tiene nombre y apellido, que han convertido su sede, la capital, en campo de batalla.

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