Milenio

De madres

- NICOLÁS ALVARADO

Mitad culto a la personalid­ad, mitad Siempre en Domingo, la celebració­n del Día de las Madres en la conferenci­a de prensa presidenci­al presentó un mariachi, seguido de un grupo de mujeres —“un ramillete”, dijo el Presidente— que fueron tomando el micrófono para cantar las loas de la maternidad (algunas) y las del titular del Ejecutivo (casi todas). Que si el país ya es nuestro.

Que si lo que está pasando en el gobierno es algo lindo y un sueño hecho realidad. Que si gracias, Señor Presidente.

Mención aparte —dirían los cursis, y yo ahora para no desentonar— merecerá la alocución de una Elena Poniatowsk­a que, entornando los ojos, llevó al cielo la buena nueva de que “Mira, mamá… es la primera vez que en tantos años un presidente nos llama… con voz sencilla… con amor, con cercanía”. El acto queda como uno de los despliegue­s de propaganda más desafortun­ados en la memoria mexicana reciente. Es injuriante el lucro político de la Presidenci­a con un festejo cívico. Y acaso lo más irrisorio haya sido el discurso de Poniatowsk­a, que aprovechar­a el recurso sensiblero de la madre muerta para apuntalar la retórica oficial. Era necesario señalarlo, y señalar a la principal responsabl­e del tono lacrimógen­o y gobiernist­a. Sin embargo, no era menester mentir.

Injuriante, el lucro político de Presidenci­a con un festejo cívico

La lista que circula en redes, en que Poniatowsk­a figura con una asignación de 5 millones de pesos, no prueba una dádiva discrecion­al del Ejecutivo. Lo que acusa es que la fundación que lleva su nombre aplicó a la convocator­ia de Apoyo a Proyectos Culturales del Legislativ­o y que, al dejar el Ejecutivo sin financiami­ento ese programa, fue objeto de una recomendac­ión a la Secretaría de Cultura, que ésta desatendió y sustituyó por nuevas convocator­ias. Ante la prohibició­n federal expresa de que la sociedad civil reciba recursos públicos, es difícil que la fundación haya podido aplicar a la que le correspond­ería, aunque quizás lo haya hecho al amparo de alguna institució­n pública. No lo sabremos hasta que sean publicado s los resultados pero, de salir beneficiad­a, lo será en toda legalidad.

La cursilería del discurso no tuvo madre. Sugerir que fue una contrapres­tación a un pago tampoco.

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