Dos Bocas costará más y tardará más
Hay asuntos en los que ni la enorme tenacidad y voluntarismo del Presidente alcanzan para que se cumplan. No hay manera.
El mismo Andrés Manuel López Obrador ya se ha dado cuenta y se ha quejado de la lentitud con la que avanza el censo y el reparto de los programas sociales o ayer mismo de una carretera entre Jalisco y Nayarit que
nomás no se termina, o antes con los ductos parados por mil razones. No hay manera. Recordemos los cinco trenes de Peña o la refinería de Calderón —sí, lo sé, nada existe—; pero no solo es un fenómeno mexicano, en el mundo los grandes proyectos de infraestructura son así. Se tardan mucho más, cuestan mucho más de lo que primero se anunció y se pensó.
Por eso, entre otras razones, en muchos países hay un problema de infraestructura: resulta políticamente costoso para quienes lo proponen. Pocas veces, si es que alguna, lo inaugura el que lo arranca y, al contrario, carga con los costos políticos que acarrea la tardanza y el sobrecosto.
Sobre esto escribí hace unos meses aquí: https://bit.ly/2PYHNlW
No me meto a la discusión sobre la conveniencia financiera o rentabilidad de una nueva refinería, para eso hay los que de esto saben, aunque también habrá que decir que nadie hoy sabe cuánto
@puigcarlos
¿Y si algo similar pasa con el Tren Maya? ¿O con Santa Lucía?
RAPÉ/CONTAMINACIÓN costará un litro de gasolina dentro de seis años.
Me importa hoy la apuesta política y sus posibles costos, porque algo que estoy dispuesto a apostar es que no se terminaráen el tiempo y costo anunciado, porque ninguna obra en el mundo de ese tamaño se termina en tiempo y costo.
Y ahora, aquí, la decisión del Presidente de que la construya el gobierno eleva la apuesta porque la hace aún más política. ¿A quién culpar de lo que, creo, inevitablemente sucederá? Pues a la secretaria de Energía, es decir, al gobierno.
Más aún en esta narrativa que la 4T ha querido imponer en donde iguala ineficiencia a corrupción. O, citando al Presidente, un gobierno que no “estaba preparado para atender a la gente”.
¿A quién se irá el costo político de no terminar a tiempo y en costo?
¿Y si algo similar pasa con el Tren Maya? ¿O con Santa Lucía? ¿O el Istmo?