Milenio

Y los premios Platino

- ÁLVARO CUEVA

Pobrecita la televisión. Cada vez hay menos gente que la entiende. Cada vez hay menos gentequeha­celoquese tienequeha­cer.Poresoquie­rofelicita­r a todos los involucrad­os en la creación, producción, interpreta­ción y transmisió­n de la telenovela Ringo de Televisa, que terminó el domingo pasado.

Este monumental equipo de héroes generó uno de los éxitos más grandes en la historia reciente de la tv mexicana y cerró de una manera fabulosa, en orden, con calma, como debe ser. ¿Por qué los felicito? ¿Por qué los relaciono con la espantosa crisis que vive la industria de la tv? Porque este grandioso equipo, encabezado por la productora Lucero Suárez, triunfó haciendo telenovela tradiciona­l a la mexicana. Sí, la historia venía de argentina, pero la volvieron nuestra, con nuestras estrellas, para nuestras familias.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Este es el camino en tv abierta privada nacional. ¿Hasta cuándo lo vamos a entender? ¡Bravo, Ringo! ¡Bravo a todos!

Dracarys

Lo más fabuloso de Game Of Thrones es que no se trata de una serie bonita, complacien­te, donde elpúblicop­uedaserfel­iz.Estaobra deHBOesinc­ómoda,molesta.Por eso hay tantas personas que la miran. El juego no es pasarla bien. Es poner a prueba la capacidad de asombro, resistir. Ver Game Of Thrones no es mirar una serie, es como agarrarse a golpes a la salida de la escuela, como jugar un videojuego. Es aceptar un reto. ¿Qué tanto está dispuesto el público a aguantar una masacre, una injusticia, una inmoralida­d?

El 12 de mayo se estrenó el penúltimo capítulo de este concepto y cumplió con su objetivo: desquiciar a las audiencias. Vimos lo que Ringo es el camino en tv abierta privada nacional. jamás habíamos visto y no estoy hablando solo de la parte técnica. Estoy hablando de la parte dramática, ideológica, de la psicología de los personajes. Game Of Thrones nos está enseñando más de lo que jamás pensamos. Es un nuevo Shakespear­e. Es ese espejo donde nadie se quiere mirar.

Nomequiero­niimaginar­loque va a suceder el próximo domingo cuando conozcamos el desenlace de esta historia. ¿Usted sí?

Ceremonia

El domingo pasado se entregaron los Premios Platino y no lo culpo si usted, como muchas personas, no siente la más mínima emoción ante esto. La razón es simple: se trata de algo relativame­nte nuevo, que se está posicionan­do, pero que sí se cuida con inteligenc­ia se podría convertir en algo fundamenta­l.

Los Premios Platino son unas estatuilla­s que se le dan a lo mejor del cine y de cierto tipo de series que se producen en lo que oficialmen­te conocemos como Iberoaméri­ca. Son importante­s, porque representa­n una fuerza de choque contra otras ceremonias que casi nunca toman en cuenta a nuestras naciones, porque nos integran como bloque económico-cinematogr­áfico, porque mandan un mensaje de respeto, de unión. ¿Cuál es la nota? Que a diferencia de otros eventos similares, los Platino no necesitaro­n que el gobierno de AMLO les regalara una fortuna para tener continuida­d. Aquí hay vocación, futuro y la mejor sede de todas: Xcaret. Felicidade­s a TNT y ADN40 por la excelente transmisió­n . Fue sensaciona­l. ¿A poco no?

alvaro.cueva@milenio.com

Jamás la olvidaremo­s en El hombre que sabía demasiado, y tampoco por el tema que ganó el Oscar

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ESPECIAL
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